lunes, 3 de abril de 2017

REALIDAD AUMENTADA, DEBATE AUMENTADO



¿Verdad que hay algunas cifras y proyectos que dan vértigo cuando hablamos de la tecnología? Y ¿verdad también que, como ya hemos hablado alguna vez en este blog, el debate sobre si esa tecnología tiene límites o la Inteligencia Artificial puede causarnos grandes trastornos como seres humanos crece constantemente?

Bien, en ese sentido, cada día nuevos descubrimientos me recuerdan que el debate abierto entre Tecnología/Humanismo es uno de los más actuales que nos tocará abordar. Lo comento hoy al hilo de algunos contenidos vertidos en la Jornada “1st Augmented Human Conference” que ha supuesto un despliegue de noticias sobre prototipos tecnológicos en marcha y proyectos de investigación que ya están aquí y van a convertirnos en seres “aumentados”, prolongados por la tecnología de alguna forma lo que puede cambiar nuestras vidas de forma radical.

Enumero solo algunos ejemplos para que podamos entender de qué vamos a hablar y con qué dispositivos vamos a convivir sí o sí. Para empezar, decir que serán 35.000 millones de dispositivos los que estarán conectados en 2019; y que Amazon ha vendido en poco tiempo 20 millones de dispositivos de inteligencia artificial (IA) y podría seguir con muchas más cifras que nos dan idea de la conectividad en la que vivimos.



LD

Pero ¿todo esto nos ayuda o, simplemente nos condiciona? Los desarrolladores e impulsores de nuevas aplicaciones lo resumen con frases muy claras sobre dotarnos a nosotros y al cuerpo humano en concreto de nuevas capacidades: la Realidad Aumentada permite a un bombero ver la salida muy claramente y salvar la vida; a un padre que ha perdido un brazo, recuperarlo y jugar de nuevo a la pelota con su hijo; ayudar a los paralíticos a andar y a los ciegos a ver o a sentir los objetos próximos de modo que facilita la circulación sin ayuda. Hay tatuajes que se sumergen en la piel, dispositivos en la piel que controlan, por ejemplo, el nivel de azúcar de un diabético y le indican cuándo debe inyectarse; dispositivos en la mano para abrir puertas desde lejos o acceder al Metro de Londres: uno incrustado en tu organismo que te indica siempre dónde se encuentra el norte; o un reloj cuya batería es el propio cuerpo humano.

Han mencionado muchas más iniciativas en esta Jornada. La nueva tecnología aplicada al ser humano, el biohacking, hackea nuestro cuerpo y puede ayudarnos a cambiar la forma de respirar para mejorar nuestra salud o modificar determinados hábitos, o fabrica una especie de aura alrededor que purifica el aire o fabrica un tenedor que te avisa si estás comiendo más de lo recomendable.

Si todo esto resultaba estimulante, puedo mencionar también que ya se ha realizado un prototipo de chaleco para niños conectado a una pulsera del padre el cual, cuando se encuentra de viaje, pulsa esa pulsera y el niño siente un abrazo como si su padre estuviera con él. Y ahí, surge de nuevo la pregunta de cómo llegar a ese punto de sofisticación de la forma más humanista.

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