domingo, 18 de septiembre de 2016

Xisco Bergas: "Aplicamos la realidad virtual para divulgar el patrimonio histórico"



NADAL SUAU

«Ojalá el futuro sea como el que describe Star Trek», me dice. «Un mundo sin dinero en el que los problemas son otros: aprender, descubrir, viajar». Bergas se disculpa por ser nuevo en esto de dar entrevistas, pero es que todo es nuevo en The Vrand, un proyecto muy joven que explora un territorio tecnológico incipiente: la realidad virtual, que consiste en generar por ordenador un entorno completo con el que el usuario puede interactuar. La realidad vista y la realidad aumentada, sus vecinas pero no sinónimas. Un mundo, en definitiva, que hace dos días era una especulación de Hollywood o un recurso caro y aparatoso para grandes espectáculos.
Antes de empezar, una curiosidad: ¿Qué le parece el fenómeno Pokémon Go?
Pues que me perdonen sus seguidores, pero no es un ejemplo demasiado logrado de realidad aumentada (que consiste en la introducción de un elemento virtual sobre otro físico). En mi opinión, Pokémon Go es una mera superposición de planos que apenas interactúan entre sí. Un buen ejemplo de eso que llamamos realidad aumentada es el del Museo Naval, que te permite ver un mapa antiguo, real, sobre el que aparece la representación exacta de un barco antiguo, navegando.
Lo suyo, sin embargo, es básicamente la realidad virtual. No solo son ustedes una de las empresas más jóvenes que he entrevistado en esta sección, es que su sector también lo es.
 Sí. Nosotros hemos invertido un año y medio en investigación y desarrollo haciendo crecer la idea inicial, que surgió en una conversación que mantuvimos el historiador Xisco Molina, mi amigo y socio, y yo. Los dos somos grandes aficionados a la tecnología y, al conocer la existencia de una que hacía tan accesible la realidad virtual, pensamos en la posibilidad de aplicar estas herramientas a la divulgación del patrimonio histórico. Ahora, tenemos claro que se pueden hacer muchas más cosas, y que nuestro trabajo puede contribuir a un modelo turístico sostenible. En este momento, junto a nosotros trabaja Ramón Escobar, que probablemente es la persona que más sabe de realidad virtual en toda España. Chris Jacobson es nuestro experto en arquitectura. Y, si todo va bien, a lo largo de este curso podríamos aumentar en ocho el número de trabajadores en la empresa. En cuanto al sector... Bueno, prácticamente ni existe. Para saber cómo hacer este trabajo, nosotros viajamos a San Francisco, de donde volvimos absolutamente impresionados: los prototipos, los soportes... Allí es todo de otro nivel.
 ¿Qué hacen ustedes exactamente, en qué consiste esa realidad virtual de la que estamos hablando?
 Disponemos de una tecnología que nos permite documentar milimétricamente, mediante escáner láser, elementos arquitectónicos tan complejos como el claustro de Montesión. Registramos cada detalle de sus columnas y así quedan perfectamente conservadas para siempre, disponibles para su estudio o divulgación con independencia de lo que le ocurra al edificio real. Pero además, luego podemos mostrar esa realidad en un soporte que es una superación absoluta del típico proyector. Todos estamos acostumbrados a consumir contenido a través de pantallas planas o proyectores, pero esto no tiene nada que ver. Cuando usted se ponga las gafas de realidad virtual por primera vez, tardará unos minutos en entender que puede mover la cabeza, mirar hacia arriba o en cualquier dirección, y que por todo le rodea una nueva realidad. Es algo totalmente inmersivo, desbordante. Ya hemos escaneado lugares como el claustro de Sant Onofre, en el monasterio de La Real, o la fachada de Montesión. Ahora estamos trabajando en Pollentia, reconstruyendo toda una habitación romana del siglo I d.C. a partir de una muestra de pavimento y otros restos dispersos. Pero esta tecnología es aplicable a muchos niveles: hoteles, educación, instituciones públicas, etcétera. ¿Se imagina que Baleares acudiera a FITUR ofreciendo una recreación perfecta de La Lonja, por ejemplo? Pero bueno, nosotros trabajamos en muchas direcciones. ¡Incluso estamos preparando un videojuego que esperamos estrenar en 2016!
¿No será uno de esos videojuegos educativos que solo gustan a los padres y los profesores?
 [Ríe] No. Nos hemos inventado unos personajes que se mueven en un entorno cristalino, espacial. El jugador está en una plataforma y esos seres le atacan desde todos los flancos. El juego mezcla colores, geometrías... ¡No paramos de experimentar! Intentamos ser muy activos y hacer muchas cosas. Por ejemplo, este domingo [por hoy] estaremos en el parque-resort Katmandú, de Magaluf, en un encuentro organizado por la Asociación de Amigos de la Ciencia Ficción, mostrando las posibilidades de esta tecnología. Como los organizadores son forofos de la ciencia ficción hemos pensado en la recreación del mundo de Star Wars. Pero lo más potente y bonito que estamos haciendo ahora es la recreación, con un criterio histórico minucioso, de la antigua Porta del Mar de Palma. La gente podrá visitarla tal y como estaba hace siglos, pasearse virtualmente por ese entorno hoy tan cambiado.
Oiga, a este paso la gente podrá pasearse por la Seu desde Berlín.
Pues mire, en nuestro caso, hay algo que tenemos muy claro: nuestro objetivo es añadir valor a la experiencia de visitar la isla, y no ahorrarle a nadie el viaje. Por ejemplo, montar una estación de realidad virtual que complemente la visita a La Lonja con una visita virtual al mismo edificio, pero en la época en la que se construyó. Ahora mismo, nosotros tenemos la capacidad de poner cualquier museo de Mallorca al mismo nivel de tecnología virtual que el Smithsonian, por ejemplo. Podemos hacerlo mañana mismo. Claro que estas cosas se mueven despacio, y no estoy criticando a los museos, sé que tienen bastante con sobrevivir dadas las actuales condiciones presupuestarias. Pero como sociedad, creo que exhibiríamos poca ambición si renunciáramos a ser punteros en este campo. Por mi parte, le soy sincero, ya no imagino un mundo en el que la realidad virtual no esté presente.
¿También en los hogares de la gente, o en sus bolsillos?
Sí, seguro que esa democratización también llegará. Por supuesto, aún queda lejos. Ahora mismo unas gafas de realidad virtual cuestan mil euros y el ordenador que permite usarla otros dos mil quinientos. De hecho, dados estos precios, yo creo que en los próximos meses viviremos un pequeño retroceso de este mercado a nivel mundial. Pero es solo cuestión de tiempo. Por cierto, quiero insistir, esta tecnología no sustituye a la realidad, se limita a ser una herramienta muy poderosa que la complementa.
Vuelvo a la primera pregunta: ¿puede hablarse de la existencia de un sector productivo vinculado a la realidad virtual en Mallorca? Es decir, ¿hay más gente dedicándose a esto? ¿Tienen competencia?
 Si la hay (cosa muy posible), admito que no la conocemos. Supongo que habrá más gente trabajando en una situación muy incipiente, como nosotros. Lo más parecido a una infraestructura como la nuestra son las empresas de videojuegos, y de esas sí hay dos ejemplos magníficos en la isla. Pero no es exactamente lo mismo, entre otras razones porque el mercado es mucho mayor y definido. Pero es que su pregunta me generaría dudas incluso si me la hiciera a niveles más grandes: por ejemplo, está claro que en España se hacen cosas en este sentido, pero todo esto es muy nuevo.
¿Esa novedad es una dificultad o una ventaja cuando uno se lanza a montar una empresa?
 Mire, si montar un negocio tradicional ya es difícil, una operación arriesgada que requiere mucha cintura y capacidad de reacción, en nuestro caso la incertidumbre se multiplica por diez. No hay referencias, no hay empresas a las que copiar o de cuyos errores aprender. Sin embargo, nada de todo esto es una queja. El portfolio de The Vrand empieza a ser importante y, si todo va bien, dentro de muy poco la gente se cansará de escuchar nuestro nombre [ríe]. Hay que añadir a todo esto que trabajamos desde Mallorca, circunstancia que supone una dificultad añadida frente a Madrid o Barcelona, pues tenemos menos interlocutores y compañeros de viaje y eso dificulta la consolidación de infraestructuras y la obtención de financiación, por no hablar de la circulación de ideas. Pero bueno, nosotros estamos muy atentos al mundo. Y en el concepto de la empresa era irrenunciable la idea de contribuir a la evolución del modelo económico de Mallorca y Baleares. Somos pioneros en turismo, ¿por qué no serlo también en tecnología?

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