miércoles, 16 de noviembre de 2016

Educación y tecnología, un tándem perfecto que nos importa a todos



NOELIA MARTINEZ





La Fundación Orange está muy pendiente de los cambios sociales que está promoviendo la revolución digital en la que vivimos inmersos como en un torbellino de experiencias. Si en otros estudios se ha fijado en campos fundamentales como el turismo o el retail, ahora dedica sus esfuerzos hacia la educación. Nada de mucha importancia, simplemente, el factor que determinará cómo serán los seres humanos y sus vidas en el futuro. Una minucia, vaya.

Como podemos imaginar, en estos años, el sector del e-learning está evolucionando una barbaridad. Así lo confirman las cifras. Se estima que el mercado global de la educación digital está creciendo hasta un 7,9% de forma anual.



En nuestro país, nos hemos puesto las pilas, o más bien, el router. El 83,1% de los centros educativos cuenta ya con una herramienta como es la conexión WiFi. Las previsiones son sobre todo de vértigo en el sector de la universidad, así que abrochaos los cinturones que vienen curvas. A corto plazo, se espera que el concepto BYOD (Bring your own device) y las analíticas de aprendizaje impactarán en el sector. En el plazo de dos o tres años veremos cómo la realidad aumentada y la realidad virtual estarán implantados en el ámbito educativo. Y después, más madera, es la guerra. A largo plazo (considerando cinco años, como mucho), la robótica y la informática emocional serán claves. ¿Os apetece conocer mejor todo este mundo de posibilidades?
CUATRO ASES DE LA BARAJA

Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro ejes que me la guardan. Por supuesto, imposible no fijarnos en esos ases fundamentales que encierran las claves de un mágico poder: el de la transformación digital. Los cuatro unidos son como esos superhéroes de las películas que trabajan en equipo para que el bien triunfe, con la diferencia de que no llevan mallas, claro.
Cloud



Llena de conceptos, ideas, reflexiones. En un mundo en el que la educación a distancia ofrece más posibilidades, la nube es básica como eje que agrupe todas esas herramientas. La transformación de los procesos educativos es la guinda del pastel. Ya no tenemos que ir a clase para aprender, ahora tenemos plataformas y entornos virtuales para que, de forma online, todo el saber esté a nuestro alcance. Los conocimientos se transmiten de una forma más personalizada, más universal, todo es más accesible… No sabemos si nos hará más guapos, pero sí más inteligentes.

Los centros educativos se benefician de las ventajas que ofrece la nube al igual que vimos con el turismo o el mundo del comercio: se optimizan recursos de una forma que sólo mejora todas las funcionalidades. Pero si hay alguien que se ve tremendamente beneficiado es el alumno. Claro, ahora hay un montón de apps y herramientas digitales que hacen que aprender sea fácil e incluso… leed con atención: divertido. Entre otras cosas, porque ese análisis del Big Data nos sirve para llegar mejor al estudiante. Y conocer sus puntos fuertes y los que hay que mejorar, ofreciendo programas personalizados y únicos. Y todo esto porque la comunicación es total. Los centros está conectados entre ellos, pero también con los padres y los alumnos.

¿Sabéis lo que son los MOOC? Son cursos masivos, abiertos y online que han llegado hasta nosotros, claro está, gracias al uso de la nube en el sector educación. Es uno de los conceptos básicos de todo este cambio porque gira como una tortilla la manera de entender los cursos clásicos. Nunca es demasiado tarde para aprender, y de manera online resulta mucho más sencillo. Esa es la filosofía “lifelong learning”: aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Mobile

Sí, mamá. Estoy enganchado al móvil, pero no porque esté chateando con mis amigos o viendo otro vídeo de gatitos. Estoy, estoy… estudiando, sí. Pero que no salga de aquí. El smartphone es la herramienta que se ha convertido en una prolongación de nosotros mismos. ¿Cómo no usarla para algo tan vital como educarnos? Éste es uno de los fundamentos del m-learning, que exprime al máximo las herramientas digitales para smartphone, un zumo muy rico en vitaminas, por cierto. Y como ese móvil me lo llevo al campo, a la montaña, a la playa, al metro… pues cambia totalmente el modelo educativo. Ya no tienes que estar atado a la pata de tu escritorio, puedes estudiar donde quieras. Viva la movilidad.



Y la conectividad. Porque así se entiende todo lo que la banda ancha nos permite. Es que nos han dado el poder totalmente, para organizarnos como queramos y estar en contacto con nuestros profesores o nuestros compañeros en cualquier momento. Y tener nuevas experiencias. ¿Quién dijo que estudiar era aburrido? Si ahora tenemos herramientas como juegos, mesas táctiles, realidad aumentada… Lo que no queremos es parar de estudiar.

Así, nacen conceptos como el de la mochila digital, en la que la tableta, con una pantalla más grande y cómoda, es clave. La mochila es como el bolso de Mary Poppins, lo engloba todo: contenidos personalizados, movilidad y conectividad. Bien sazonado con la sal y la pimienta de unas cuantas apps. El diseño de aplicaciones para ayudar al estudio es un mercado imparable con posibilidades tan útiles como creativas.
El Internet de las Cosas

Mi reloj, mi camiseta, ¿mi nevera? Ahora resulta que son inteligentes. Sí, se han conectado a la red, se han digitalizado y están listos para asistirnos en todo. También en nuestro aprendizaje. El uso de los wearables puede significar un gran cambio. Ese reloj inteligente que llevamos es muy chulo pero, ¿nos puede ayudar a aprender el tema seis? Pues claro, porque, además, mejora la comunicación entre profesor y alumno. Que la experiencia del alumno crezca es una de las claves. Realidad virtual y aumentada, animación en 3D… y todo desde un punto de vista educativo, ¿alguien da más?

La robótica es ya una herramienta que se usa en muchos colegios, los pequeños robots ayudan en un aprendizaje que, por otro lado, también fomenta el valor del proceso creativo individual y colectivo. El uso de la impresión 3D es un paso para convertir ideas en algo real, con solo un chasquido de dedos (bueno, con un poco más, pero ya me entendéis). La programación está pasando a ser una asignatura clave. Todos, de hecho, nos convertiremos en una suerte de programadores, algo esencial para el nuevo mundo digital que vivimos.



La escuela clásica se quita su uniforme gris para vestir de gala con el traje de la innovación. Ya no estamos frente a un simple colegio, sino que tenemos delante un auténtico centro que prueba, desarrolla y experimenta con nuevas tecnologías y aplicaciones. Así se consigue, por otro lado, una formación para la vida real. Porque nuestra vida ya está inmersa en el mundo de las TIC y el colegio es la base para aprender sobre ellas.
Redes sociales y economía colaborativa

Vale, todos hemos aprendido en Facebook alguna receta de cocina o en YouTube unos cuantos lifehacks. Pero, al hablar de redes sociales destinadas al e-learning, vamos más allá. Nos referimos a nuevas comunidades educativas que hacen del colaboracionismo un motor inigualable (y que funciona con gasolina no contaminante). Así, también existen muchos marketplaces que quieren ampliar el ámbito de formación para consolidarse como herramienta.

Un, dos, tres, las tres mellizas… Al e-learning y al m-learning, se suma el u-learning, que recoge el factor ubicuidad que estas redes ofrecen. Y más juegos de palabras. ¿Habéis oído hablar de las cuatro C? Comunicación, cercanía, colaboración y comunidades… Y todo ello para hacer de la enseñanza algo más accesible, cómodo y, en fin, mejor. Las startups educativas (Edutech) están que lo tiran con estas nuevas realidades. Son nuevas iniciativas empresariales que tienen todo un mundo para desarrollar.

Educación digital. Todo para todos. El alumno puede aprender de cualquier materia (hasta la más rocambolesca que se pueda imaginar) en un mundo en el que también todos podemos ser formadores, porque las materias son infinitas y todos tenemos capacidades para enseñar sobre lo que sabemos. Además, existen algoritmos específicos que seleccionan qué profesor puede ser mejor para determinada materia. Sin olvidar el universo del P2P, el mundo del intercambio de conocimientos y experiencias por excelencia.
DIEZ TENDENCIAS CLAVE



Todo lo explicado se resume en diez tendencias que están haciendo que el e-learning sea una realidad a la que los centros educativos pueden dar la mano para volar hacia una mejora global de sus servicios.
M-learning y u-learning. La disrupción llama a la puerta. El m-learning, aprender con el móvil, o el u-learning, desde cualquier lugar, nos hablan de ese poder organizativo del alumno.
Hibridación tecnológica y metodológica. Hablamos de tecnología cuando tendríamos que decir tecnologías en plural. Porque la clave está en la combinación de todos los factores. Sumar cloud, movilidad e IoT con las metodologías de enseñanza multiplica los beneficios.
Entornos virtuales. Las redes sociales cambian la manera en que nos relacionamos y también en que aprendemos. En la educación, tenemos ámbitos como redes sociales educativas, colaborativas y marketplaces, un nuevo modelo de negocio.
La experiencia del alumno. Por mucha digitalización que haya, al final, todo esto no funciona si el alumno no recibe esta transformación como algo útil y práctico para su educación, su vida, y le estimule a seguir avanzando. La comunicación entre profesores y alumnos es clave.
BYOD en el aula. Los alumnos serán quienes lleven sus propios dispositivos al colegio. Eso sí, esta tendencia necesita el desarrollo de ciertas restricciones, seguridad y, en fin, buenas prácticas.
MOOC. Esos cursos que versan sobre cualquier tema, a los que accedemos de manera online y que, encima, son gratuitos, son claves para seguir formándonos y creciendo más allá de nuestra etapa educativa más juvenil.
IoT y wearables. Nuevas formas de acceder a la información. Accesorios inteligentes que facilitan las tareas. Porque nos gusta tener dispositivos digitales, pero nos gusta más aún que sean prácticos.
Cultura maker. En una realidad en la que la informática cobra más y más importancia, formarnos sobre programación o proyectos digitales se vuelve esencial. Forjamos nuestra propia factoría para desarrollarnos como individuos.
Realidad virtual: si nos fascinan todas las soluciones de realidad virtual que salen al mercado, ¿cómo no iban a gustarnos sus aplicaciones para la educación? Sin duda, muchas herramientas para motivar más y mejor a los alumnos.
Personalización. La era del big data. Tantos datos y conocimientos… Un momento, ¿por qué no aplicamos esa información a hacer más eficiente la educación? Personalizar cada fase del proceso a cada individuo y sus cualidades únicas. Su perfil, sus habilidades, sus carencias… Un traje a medida.

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