domingo, 13 de diciembre de 2015

VIAJAMOS AL FUTURO: ASÍ SERÁN LAS CIUDADES DENTRO DE UNAS DÉCADAS

Desde aquellos que apuestan por ciudades sostenibles sobre el mar hasta quienes afirman que los escenarios de Blade Runner no están tan lejos. No está del todo claro, eso sí, que vayamos a volar de un lado a otro con nuestro coche. Lo que sí parece seguro es que la gente con vértigo tendrá que acostumbrarse a vivir en las alturas.
Predecir el futuro no resulta sencillo, más aún cuando la tecnología está por medio. No hay más que ver las películas de ciencia ficción que imaginaban cómo sería un mañana no muy lejano. Si Marty McFly hubiera aterrizado con su Delorean, tal y como prometía la ficción, en la realidad de este 2015, se habría llevado un gran chasco. Quienes tampoco se habrían sentido como en casa son los replicantes y demás moradores de la futurista Los Ángeles que vimos en Blade Runner si se hubieran dado una vuelta por nuestro mundo.
Si bien es cierto que aquella ciudad estaba ambientada en el año 2019, y de aquí a entonces muchas cosas pueden cambiar, lo que ahora nos encontramos al dar un paseo por las grandes ciudades se asemeja poco al panorama que imaginaba Ridley Scott. Los edificios todavía no han alcanzado las alturas que tenían en el film, las pantallas gigantes no se suceden una tras otra y, aunque ya hay coches que vuelan, la mayoría de los vehículos (vamos, prácticamente todos) circulan aún por el asfalto.
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No obstante, hay ciertos detalles de esas películas que, si los comparamos con lo que vaticinan afamados futurólogos, no iban mal encaminados. Si atendemos a las últimas previsiones de Ian Pearson, que presume de tener una eficacia en sus presagios del 85%, el tamaño de los edificios que aparecían en Blade Runner no será nada descabellado en 2045. Según Pearson, para entonces, los 828 metros del Burj Khalifa de Dubái serán una minucia comparados con los 30 kilómetros que se alzarán las mayores construcciones del mundo.
Esto será posible gracias al uso de materiales basados en el carbono ultrafuerte, y tal será la importancia de estos gigantescos edificios que algunos podrán tener autonomía propia. “Algunas de estas estructuras serán tan grandes que su capacidad les permita funcionar como pequeñas ciudades por derecho propio”, afirma Pearson.
Este estudioso de los tiempos que vendrán predice que, en 30 años, nuestras casas no tendrán ventanas. A la luz del auge que está experimentando la realidad virtual, Pearson prevé que los edificios que los humanos levantemos en 2045 tengan pantallas en lugar de cristaleras, para que así podamos ver lo que más nos apetezca en cada momento o recrear un entorno a nuestro gusto.
“La realidad aumentada jugará un papel importante en la estética de un edificio”, afirma este futurólogo. Por supuesto, serán construcciones inteligentes, capaces de comprender aquello que le digamos y de ajustar la climatización y la iluminación a nuestras preferencias en base a la experiencia.
Por otro lado, y a pesar de todo, Ian Pearson prefiere ser precavido y dejar a un lado la idea de los coches voladores. En materia de transporte, sí cree que en 30 años nos moveremos de un punto a otro en coches con mucha más capacidad y que se regirán de forma autónoma. No tendremos que preocuparnos de coger el volante ni tampoco de si contaminan o no, ya que se impondrán, a su juicio, los vehículos eléctricos.
Burj Khalifa
Burj Khalifa: 828 'modestos' metros
Corbis
A la hora de imaginar cómo serán las ciudades en 30 años, todo depende de a quién escuchemos. Aunque predecir el futuro es algo complicado, son muchos los valientes dispuestos a jugarse el tipo. Por ejemplo, si repasamos las previsiones que contempla la investigación Una Historia Visual del futuro, realizada por expertos de las universidades de Lancaster y Hertfordshire, veremos cómo hay quien apuesta por otros elementos.
Sin ir más lejos, los que piensan que los rascacielos estarán inundados de jardines y huertos. “El paradigma de la Ciudad Jardín es uno de los que siempre se mantiene reemergente, con un 'remix' diferente cada vez”, asegura uno de los autores del estudio. Sin embargo, las ideas de los visionarios van de un lado a otro. Desde aquellas ciudades atestadas de parajes naturales, impregnadas de verde, hasta aquellas en las que podrían imperar las construcciones mastodónticas.
Y hay quien se atreve a ir más lejos. No son pocos los diseñadores y arquitectos que auguran que las ciudades del futuro, como consecuencia del incremento del nivel del mar, estarán inmersas o flotando sobre el agua. Ya en 1978, el alemán Wolf Hilbert se atrevió a lanzar esta idea, proponiendo lo que él llamaba la Autopia Ampere. Se trataba de una urbe submarina construida en torno a arrecifes de coral, ni más ni menos.
Ciudades del futuro
Lo seguro: habrá que vivir en las alturas
Corbis
Algunas décadas después, unos diseñadores chinos propusieron crear ciudades sobreplataformas petrolíferas. Urbes totalmente sostenibles cuyos habitantes dedicaran su tiempo a recoger del fondo del mar los residuos del crudo para reutilizarlos y fabricar plástico con el que seguir construyendo edificios. Otra de las propuestas que sigue esta tendencia es la del ilustrador español Dani Páez, que con su edificio Twin Twist nos imagina viviendo sobre la superficie marina.
Pero no todo son buenos augurios. En la dirección opuesta a todos estos visionarios, que apuestan por ciudades en las que el medio ambiente goza de un gran protagonismo,también hay quien tiene una visión algo más tenebrosa de lo que se avecina. Algunos de los ilustradores que participaron en la primera edición de Il·lustraFuturs así lo plasmaron.
Como parte de esta iniciativa, creadores de todo el mundo tuvieron la osadía de retratar el futuro, y hubo quien imaginó un escenario mucho más cercano a lo que nos mostraba Blade Runner. Aunque nos proponían un viaje más lejano en el tiempo, hasta el año 2100, algunosapostaron por elementos actuales de corte futurista como los drones (que ya son una realidad) o los coches voladores.
Eso sí, si hay una tendencia en la que coinciden la mayoría de los visionarios es que las personas con vértigo tendrán que superarlo. Son muchos los que creen que las ciudades crecerán en altura y que nos tendremos que acostumbrar a vivir a muchos metros de la tierra firme. Esperemos que la tecnología de los ascensores avance a un ritmo frenético para hacerlos infalibles, porque duele imaginar el día en que lleguemos a nuestro bloque de cientos de pisos y nos avisen de que está averiado. Ese día, empezaremos a maldecir el futuro.

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