Antes de entrar en materia, un par de consideraciones. Como veréis (o habréis visto ya) no soy yo quien lleva puestas las gafas de Google. Las lleva Julián Beltrán, uno de los pocos (al principio fueron 80 y ahora son aproximadamente 300 en todo el mundo) elegidos por Google para experimentar en ojos propios la potencialidad del 'Proyecto Glass'. Aunque la elección de Julián no fue al azar, ya que este joven emprendedor murciano es el creador de Droiders, compañía pionera en el desarrollo de aplicaciones para Google Glass, especializada en las áreas de turismo, medicina, ingeniería y redes sociales, con oficinas en España y California.
¿Que por qué no llevaba yo las gafas? Pues no fue por ganas, no. El problema es que los tenedores de este equipo tienen que comprometerse a respetar ciertas normas. Hombre, claro que me las puse, ahí están las fotos, pero poco más.
La patilla derecha es un panel táctil para manejarlas.
Segunda consideración: lo que nos mostró Julián es un modelo para desarrolladores, no el producto final que saldrá a las tiendas. ¿Cuándo? Pues la máquina de los rumores no deja de trabajar. Que si para navidades de este año, que si a finales del 14... Parece que una fecha buena podría ser antes del verano del año que viene, digamos que mayo. Ojo, nadie me ha confirmado esta fecha. Lo mismo que nadie dice cuánto costará. Las apuestan abren un abanico desde los 400 a los 1.200 euros, pero yo calculo que se acercarán más al precio de un móvil de gama alta.
Entrando en faena, las gafas son ligeras (36 gramos), más de lo que aparentan y, sorpresa, se adaptan bien incluso sobre las gafas, aunque este prototipo no está diseñado para utilizarlo simultáneamente con otras lentes. Aparentemente, son sencillísimas: en la parte trasera de la patilla derecha lleva la batería (seis horas de uso en el prototipo, per durará "un día" en las finales. "Un día" suele equivaler a unas ocho horas) y en el lateral la circuitería. Además, la parte externa es una superficie táctil que permite moverse en un carrusel por las aplicaciones visitadas. Sobre el ojo derecho, pero sin entorpecer la visión, se proyecta la imagen en una pequeña pantalla. Está provisto de una cámara capaz de capturar fotos de hasta cinco megas y vídeo de resolución 720 p. Otra cámara oculta en la parte interior es la encargada de comprobar la posición del ojo y tal vez en un futuro permitirá controlar el equipo mediante movimientos del propio ojo.
Un aspecto que me ha llamado la atención es que utiliza un modo nada convencional para transmitir y capturar el audio. Tal vez alguno de vosotros recuerde un vídeo que hicimos con un auricular de Jawbone, pues utiliza una tecnología similar: se transmite el sonido a través del hueso en lugar de hacerlo por vía aérea. Lo que se logra de esta manera es eliminar el ruido ambiente y quedarnos sólo con la voz.
Y la voz es importante, porque es la forma en la que vamos a controlar las Google Glass. Para empezar, hay que decirle: "Ok, Glass" y tras ello, la orden que queramos, de momento en inglés, aunque se supone que cuando lleguen al mercado español estarán también en nuestro idioma. Así, para sacar una foto, la secuencia será: "Ok, Glass", "Take a picture" y las gafas lo hacen, lo mismo que son capaces de conducirnos a una dirección. Eso sí, para hacer esto último necesitan ayuda externa. Las Google Glass se pueden conectar a redes WiFi (protocolo N) y a móviles con Bluetooth, pero no son, al menos de momento, un móvil, así que para hablar por teléfono, leer y contestar correo o SMS o utilizar el GPS hay que parearlas con un móvil. Por ahora, habrá de ser un Android, aunque se espera que cuando salga a la venta sea compatible con otros sistemas operativos.
Algunos os habréis fijado en que Julián levantaba y bajaba la cabeza para activar las GG. Se puede hacer así (la verdad es que el movimiento no resulta nada natural) o tocando la patilla derecha de la gafa.
No sé si será por haber leído tanto sobre ellas o por tener unas en la mano, pero ahora me parecen menos futuristas que hace unas semanas. Sin embargo, pienso que todavía les falta afinar bastante, tanto a la hora de ponerlas en marcha mediante cabezadas como en el propio menú y, lógicamente, habrá que comprobar que funcione bien en cada idioma. Así que habrá que esperar a la versión comercial, del que dicen que será autónonomo, es decir, que no dependerá del teléféfono móvil para hacer llamadas, recibir y enviar correos o SMS, GPS...
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