martes, 25 de diciembre de 2012

La realidad aumentada



Juan Sánchez.



Vibraba el primer embate de los frenéticos ochenta, cuando un servidor ‘recaló’ alegremente por estos altozanos mazarroneros. Recuerdo que llegar desde Murcia, -en mi caso desde Madrid, tras una interminable noche en ‘el correo expreso’: diez horas de tren hasta la estación del Carmen, casi na-, era toda una odisea con parada obligada en ventas de arrieros como la del ‘Tío Benito’: denso pan artesano, mejor embutido casero: salchicha y longaniza de otro mundo, y cómo estaba el morcón, ¡inconmensurable!, olivicas cornicabra partías y un vinillo cuasi cabezón que recargaba las pilas, y la panza, para continuar la tortuosa calzada hasta Mazarrón. Sin olvidar la charla que ponía al día al ventero, ávido de noticias y de ‘com-probar’ tu almuerzo a la vez que lo preparaba.

La comarcal serpenteaba entre pequeñas lomeras y secarrales, mustia y resignada por tanto abandono, desaire y olvido institucional. Aquel asfalto antediluviano con sus graciosísimos socavones, ‘amenizaban’ y eternizaban el viaje dando la impresión de que la costa se resistía al encuentro del viajero, más allá de todo ámbito explorado por el ser humano. ‘Qué lejos está este pueblo’, solían decir los bañistas al arribar rendidos por el calor disparatado y la extenuante travesía. Y no les faltaba ni les falta razón: Mazarrón sigue estando demasiado alejado de algunas cosas, y no pocas ideas.

En aquellos lejanos años, estar tan apartados de todo, disculpaba las carencias raspandillo y por los pelos. Y los vecinos solíamos apañarnos con la abreviada disponibilidad de disponibles que podíamos disponer en el día a día. Incluso, el desierto de establecimientos e instalaciones turísticas propiamente dichas, se justificaba de cara al veraneante regional, y en menor media al nacional, dado que Puerto de Mazarrón se limitaba a una segunda residencia que hacía innecesaria una infraestructura hotelera compleja, y acondicionada para soportar las exigencias de un inexistente turista ‘guiri’. El extranjero era una ‘rara avis’ por estos derroteros de piel de almagra, y solo se aventuraban escasos exploradores en busca de soledades de mar, y paz para el ánima.

Pasaron muchos años y corporaciones municipales. Perecieron ilusiones, buenas intenciones y geniales inventos ingenuos, abortados por los mismos malévolos encantadores de serpientes. Murieron algunos, ‘casi’ trincaron a otros, y nacieron nuevos ‘zorros viejos’. El planeta se hizo más pequeño, y Mazarrón también. Nos acercamos al resto del mundo mediante mejores comunicaciones, y el trayecto hasta nuestra playa se tornó un paseo desde la capital, y desde muchos otros lugares de la nación. Y llegar hasta este bocado del mediterráneo, esta preciosa bahía de Mazarrón, resultó mucho más apetecible para algunos, para otros no. De vuelta en el municipio, pudieron constatar que nada había cambiado. O tal vez sí, ¡para peor!

La demagogia y el plagio son el recurso de los ineptos. La demagogia, el plagio y sacar balones fuera, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid; o que todo gobernante anterior tiene la culpa de que nosotros lo hagamos fatal. Y nuevos inútiles vendrán que harán buenos aquellos zopencos añejos. Es la ‘realidad aumentada’:

-Que si a mí no me hace falta la política para vivir. Que lo hago por vocación de servicio al pueblo. Que vamos a sacar al Santo y a la Virgen de rogativas a ver si la cosa se apaña. De momento nos apañamos el cuento, y los milagros ya los dejamos para otro día. Y ¿quién ha puesto esta ruina en las calles?, ¡yo no he sido!, que ya estaba cuando llegamos. Que, que, que… no se te escurra repasar mi programa electoral que me da un mal aire en el tercer ojo…

Además, ya sabemos que “La política es el lugar donde la codicia se viste de moralidad”(Jacques Clouseau, L´inspecteur), y que hay que ser muy íntegro para desafiar la tentación de ese pastelillo de cabello de ángel caído, y que unos son más virtuosos y otros no pueden resistir la lujuriosa atracción fatal, falaz y fatua. En fin, a lo que vamos. Ha pasado año y medio desde el ‘asalto al poder’ de la actual corporación municipal. Lo doloroso para la ciudadanía, es ver como el pueblo se va quedando vacío de gente -sobre todo de jóvenes-, de esperanza y futuro. Se cierran comercios dispares a pares, como getazos a nuestra ilusión. Se manda gente al paro a millares. Y digan lo que digan sus estadísticas ‘oficiales’, hoy por hoy estamos con el agua -por no decir la mierda- hasta el gaznate. Sin posibilidad de salir de esta ciénaga desesperante, y con muchos menos recursos laborales que hace escasamente tres o cuatro años. Su respuesta ante esta plaga apocalíptica, no es otra que seguir el juego más innoble que puede acometer un político: La evasión del problema cual avestruces bocones e irresponsables. Me explico, y vosotros sacáis vuestras propias conclusiones:

Imbuidos de un ambiguo interés de ilustración social, o cortina de humo consistorial, se empecinan en convertirnos a todos en eruditos de la historia. Entiendo esa apuesta por la cultura como necesaria, que lo es, pero desde otra línea de actuación y en su preciso momento, y ¡este no lo es! “440 aniversario del privilegio de Philippe II”: un chiringuito de feria que solo apela a la “pompa y circunstancia” de unos pocos. En todo caso, abanderar con dicho legajo la cultura local, sin tener noticias del documento, y montar todo un ‘candelabro’ de actos y contractos honoríficos, podría interesar a una élite demasiado concreta, los mismos cuatro palmeros de esa ‘clá bien pagá’ que salen en la foto oficial haciendo de bultos. Pero, visto desde fuera, al común de los ciudadanos se la trae al pairo tan ‘solemnizado gorgorito’.

A la inmensa mayoría de mazarroneros lo que verdaderamente preocupa y acucia, es de dónde sacar unos doblones o maravedíes –euros- para que sus críos coman, vistan, vayan al cole; o encontrar trabajo a día de hoy y para mañana; o pagar la hipoteca y no quedarse en la calle más ‘austera’. Que eso de tener trabajo, casa y comida, en estos tiempos que corren que se las pelan o viceversa, es el verdadero “privilegio”. Y no el de Felipe II…

Es el Mazarrón de siempre. Lo mismico de lo mismo. Economía de salto de mata, lomo gacho y supervivencia. Política de deserción e irresponsabilidad social programada desde la alta avaricia. Partido de padel para señoritos y tramoyistas. Los ‘Santos Inocentes’ en versión actualizada y electromagnética. El olvido de la lágrima del pobre entre esa lluvia de hipocresía: “Mañana disimulamos otro rato, que hoy tenemos fiesta, bailoteo y letanía de falsos, y beatos”. “Qué guapas las manolas, qué floridos y elegantes los pasos y los payasos. Y ¡Quita de en medio niño, que nos avergüenzan tu miseria y tus harapos!”. Punto.

Fuente: http://vegamediapress.com/not/3778/la_realidad_aumentada/

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