El estadio Santiago Bernabéu, antes del comienzo de un partido del Real Madrid.
En 2007, la Ópera Metropolitana de Nueva York se planteó cómo satisfacer toda la demanda de entradas de sus espectáculos. Aumentar el aforo no era posible, así que decidieron llevarlos a salas de cine, en alta definición, con imágenes de la trastienda, y un sonido diferente según la fila en la que se sentara el espectador. Hoy, es un caso de estudio en la universidad de Harvard... y en la industria del entretenimiento.
Sobre todo en la deportiva, una de las que más dinero mueve en el mundo. Y dentro de ella, cómo no, el fútbol. Los clubes comienzan a explorar nuevas vías de ingresos, más allá de los clásicos procedentes de la televisión, los patrocinios y las entradas. Eso pasa por ofrecer una alternativa a quien no puede asistir al estadio, pero quiere una experiencia más inmersiva que la que le proporciona la televisión: “Las instituciones tienen una oportunidad para dar a los clientes lo que necesitan”, afirma Sebastián Lancestremère, director general de la división de deportes de Microsoft, que desde hace casi un año trabaja con el Real Madrid en estos aspectos. Los dispositivos móviles, la nube, el internet de las cosas o la aparición de elementos como las gafas de realidad aumentada facilitan que empiece a ser un buen momento para que instituciones deportivas y de entretenimiento exploren esta vía. “En el Santiago Bernabéu caben 80.000 personas, pero fuera hay 450 millones de personas siguiendo el partido del Real Madrid. Ahí está la oportunidad”, afirma Lancestremère.
Todo ello, explica, a través de tecnologías de bajo coste, que pueden hacer que el espectador se convierta en su propio director de contenidos:“la televisión es muy lineal. La tecnología puede hacer que, quien no vaya al estadio, se sienta como en él, o pueda estar en un entrenamiento, o ver estadísticas en tiempo real. Experiencias más personales y autoasistidas”. Y en el estadio, encargando comida desde la app, o ver un gol repetido al instante. Algo que también requiere un esfuerzo logístico de los clubes, sobre todo en la mejora de redes:“Todos con los que hablamos tienen interés. Pero conlleva también una transformación cultural. El aficionado ya no es el mismo, son nativos digitales y requieren algo más”.
Eso pensaron en la startup Viuing, que ha firmado un acuerdo con Dorna, promotora del mundial de motociclismo, para probar su producto, una pantalla portátil desechable. “En grandes eventos como carreras, u otros que se hacen en grandes superficies, hay un déficit de visibilidad”, afirma su consejero delegado, Marc López. La señal se emite sin cortes, al llegar a través de radio enlace, dada la saturación de las redes móviles en los eventos masivos, y su autonomíaes de seis horas:“la tecnología móvil tiene que evolucionar, tanto en ancho de banda como en baterías”, explica.
En Viuing salvan estos puntos con su propia pantalla, aunque Lopez cree que, una vez solucionados, todo acabará en el móvil, combinado con su sistema de recepción de imágenes, ganando eninteracción y experiencia de usuario: “Es impensable que los promotores de eventos no piensen ya en cómo mejorar la experiencia de los aficionados”. Sebastían Lancestremère calcula que, en tres años, estos avances serán una realidad palpable:“es una oportunidad espectacular para todos: clubes, empresas tecnológicas y emprendedores”.
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