jueves, 30 de agosto de 2018

El futuro de los videojuegos

El futuro de los videojuegos
El futuro, como dijo alguien, es el país desconocido. Es posible que cualquier cosa que digamos quede invalidada u obsoleta en los próximos tres días (o menos) pero, aun así, voy a intentar emular al oráculo de Delfos (sin gases alucinatorios de por medio) para tratar de entrever, a mi juicio, cuál será el futuro de los videojuegos, cuyo día se celebra mañana.
Voy a partir de una evidencia, aunque no tan clara a veces: el videojuego ha de ser algo jugable y lúdico, cuyo interés se mantenga de forma continuada en el tiempo; es decir, que guste, que emocione, que responda a unas expectativas de diversión. Parece de perogrullo pero en eso se basa el negocio.
Respecto al juego en sí, asistimos a una tendencia creciente, en la que los videojuegos se están convirtiendo en deportes electrónicos: los eSports son una realidad que avanzaAltius, citius, fortius es el lema de los juegos olímpicos. ¿Tendremos que añadirle un cuarto término para adaptarlo a la incorporación de los eSports? ¿Estamos en la frontera entre una actividad que siempre ha sido lúdica per se y su definitivo pase a un negocio de masas? Yo creo que algo de eso hay…
También me atrevo a afirmar que el futuro del gaming pasa de forma casi obligada por la realidad virtual. No es que todos los juegos se vayan a pasar de un día a esta tecnología inmersiva, pero lo cierto es que esta forma de jugar, que está ahora en sus inicios, cobra cada día más protagonismo. El avance de Oculus Rift y Virtuix Omni, por ejemplo, es buena prueba de ello.
Y quizá el siguiente paso sea prescindir de las gafas para pasar a pantallas del tamaño de la pared con una resolución muy por encima del actual WHUXGA, 16 veces la de nuestro “antiguo 1080p”. ¿Un paso más? Añadir olores… Y otra vuelta de tuerca podría ser retomar las gafas, llevar encima una ¿consola? portátil y usar el espacio del mundo real como “base” de otro virtual que vemos con las gafas, o incluso mezclar terrenos: uno bajo nuestros pies y otro que esté a mil kilómetros de distancia y sea la “realidad” de otro jugador. Mezclar realidad virtual, espacio real y realidad aumentada abre muchísimas combinaciones posibles.
¿Acabaremos entonces confundiendo realidad y ficción?, ¿llegaremos en los próximos veinte años a jugar en cuerpos sintéticos sustitutos? Recordemos que el Arkanoid es del 86, Indy y su última cruzada del 89, Resident Evil del 96 y si hay algo que caracteriza al sector de los videojuegos del siglo XXI es su transformación en una industria multimillonaria de dimensiones inimaginables pocos años antes. ¿Creéis que esto será diferente en los próximos años? Mi opinión es que, si acaso, este proceso de transformación se acelerará e impregnará áreas o aspectos de nuestra vida de maneras que aún no conocemos.
Al final, como decía al principio, el juego debe de ser, ante todo, eso, un juego. Algo a través de lo cual el ser humano lleva aprendiendo y disfrutando desde hace cientos de miles de años sea con una consola 80K o con un aro de madera empujado por un palo. Digital, claro.
Imagen: Facundo Leites

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