martes, 20 de octubre de 2015

Videojuego poblano explicará su mal a niños con cáncer

Aranzazú Ayala Martínez
Imagina que tienes un elote, y de repente es infectado por un hongo. Hay que quitar los granos malos y dejar los buenos para que el elote esté bien. Así les explican a los niños con cáncer su enfermedad, y por eso Arturo y Gloria decidieron utilizar la metáfora del maíz para enseñar jugando.
A Arturo Morales Téllez y Gloria Ivonne Monarca Pintle, estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap) a punto de egresar de la licenciatura en Ciencias de la Computación se les ocurrió la idea de hacer un juego de computadora para enseñar a los menores con cáncer algo sobre su enfermedad de una manera lúdica.
En una clase que tomaron hace poco más de un año debían investigar sobre problemas sociales. Cuando un compañero les contó que una conocida suya trabajaba con menores que padecían cáncer, surgió la idea de desarrollar el juego, con diseño, programación y partes interactivas.
Arturo cuenta que lo primero que hicieron fue las especificaciones de requerimientos, que consiste en ir con el cliente o destinatario del software y conocer sus necesidades. Los estudiantes de la Buap se dieron a la tarea de investigar los métodos de cómo se enseña a los menores sobre su enfermedad, y encontraron sólo lecturas, cosas muy sencillas, y algunos juegos que en su opinión no abordaban realmente la problemática sino que eran meramente “distractores”.
El juego utiliza gafas de realidad virtual Oculus Rift, un tapete con sensores de movimiento y trabaja con Kinect, tecnología que capta el movimiento y lo transmite a la pantalla
El juego, llamado Kiddio Attack, mezcla la realidad virtual -totalmente creada a través de programación- con la realidad aumentada, que es la mezcla de elementos virtuales con reales. El ambiente del videojuego es una granja, inspirada en la metáfora del maíz. Dentro de la granja hay cinco graneros, cada uno con un minijuego diferente, y hay además un hospital totalmente inspirado en las instalaciones del Hospital del Niño Poblano, para que los jugadores aprendan los nombres de las máquinas, qué ruidos hacen y para qué sirven.
Gloria y Arturo cuentan que, según testimonios de primera mano, los niños muchas veces no saben para qué son los aparatos en los hospitales, pues no les explican y cuando empiezan a moverse y a hacer ruido se asustan y se quieren bajar. También durante su trabajo de investigación se dieron cuenta que la parte que más les asusta a los niños es el simple hecho de estar en el hospital, muchas veces por malas experiencias previas.
Por eso, el juego representa una parte importante en la que pueden apoyarse los mismos médicos quienes, al explicarle a sus pacientes, lo que es el hospital y los componentes de una sala de terapia, facilitan su trabajo.
A las salas de espera
Kiddio Attack sigue todavía en desarrollo y la idea es que esté compuesto por 20 minijuegos. Arturo y Gloria dicen que están abiertos a cualquier colaboración y apoyo, tanto de posibles inversionistas como de diseñadores y programadores que quieren ayudar con el modelado de la realidad virtual, los objetos, y haciendo los demás juegos. Entre las cosas que planean hacer está el que haya actividades e interacciones en el camino de un granero a otro, representando los avances que los niños y niñas tienen al someterse a las quimioterapias  tratamientos, como el camino que tienen que recorrer para la recuperación.
Foto: Tomada de lopezdoriga.com
Foto: Tomada de lopezdoriga.com
Para integrar todos los elementos del juego los jóvenes utilizaron el motor de videojuegos Unity 3D, y los modelados de los objetos y entornos los hicieron con el modelador Maya 3D. El juego también utiliza las gafas de realidad virtual Oculus Rift, que se ponen para visualizar un entorno completamente hecho a computadora. También usa un tapete con sensores de movimiento y trabaja con Kinect, tecnología que capta el movimiento y lo transmite a la pantalla. Los estudiantes de la Buap explican cómo funciona: por ejemplo, uno de los minijuegos se trata de que del cielo caen elotes “buenos” y elotes “malos”, y el jugador tiene que moverse para esquivar las mazorcas infectadas. Gloria cuenta que en otro de los minijuegos caen lechugas del cielo, que representan células “malas”, que están infectadas. Entonces el niño o niña que esté jugando tiene que levantar las manos y en la pantalla aparece sosteniendo un tridente, como los de los granjeros, y con él destruir las lechugas.
El juego ya se probó con algunos niños en el albergue Nueva Esperanza, donde les dieron también retroalimentación y sugerencias. Ahí, explican los desarrolladores, se dieron cuenta de cómo se maneja el tema de la enfermedad, de manera muy sencilla y caricaturesca. Todavía falta que se siga probando, y una de las ideas es que el juego pueda estar en la sala de espera de los hospitales y consultorios para que, mientras los niños y niñas esperan su turno, puedan jugar y aprender más sobre el padecimiento.
Foto: Tomada de Conacyt Prensa
Foto: Tomada de Conacyt Prensa
Aunque han participado muchas personas de manera intermitente, Gloria y Arturo son quienes han estado desde el principio y los que llevan el proyecto. Con el juego ganador del primer lugar en la Feria de Proyectos que realiza cada año la Facultad de Ciencias de la Computación científica de la Buap, ganaron también pase para  para presentar su proyecto en la Final Continental de Proyecto Multimedia en marzo de 2016, en Guadalajara.
Arturo dice que la experiencia del desarrollo del juego ha sido gratificante. Esperan que más gente se interese para posiblemente en un futuro hacer convenios con gobierno u hospitales.
Sobre todo, dijeron, para ellos lo mejor ha sido poder utilizar lo que saben para ayudar a los demás.

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