“Dejemos que el futuro diga la verdad y juzguemos a cada uno según sus logros y sus objetivos”, refirió Nikola Tesla sobre la controversia en la invención del radio, adjudicada históricamente a Guillermo Marconi. Éste no fue su único invento que se atribuyó el mainstream tecnológico y financiero de la época, encabezado por Thomas Alva Edison, quien explotó sus patentes y difamó su trabajo para posicionar su corriente directa por encima de la alterna de Tesla —más eficiente y que aún se utiliza en las centrales eléctricas—.
El ingeniero serbio vuelto neoyorkino evitó mucho la confrontación y llegó a desdeñar la pelea por sus patentes y autoría de invenciones. Sin embargo, estuvo en lo correcto en la siguiente parte de la cita anterior: “El presente es de ellos, pero el futuro, por el que tanto he trabajado, me pertenece”.
Esta cita da nombre a la más grande exposición realizada sobre el personaje en nuestro país, El futuro me pertenece: Nikola Tesla, exhibida primero en Monterrey y que ahora llega a la Ciudad de México al Centro Nacional de las Artes (Cenart). Adaptación de la muestra original expuesta en el Espacio Fundación Telefónica en España, la más grande que se ha realizado, la exposición busca reafirmar que nuestro presente efectivamente le pertenece al extravagante neoyorkino.
Sin la corriente alterna de Nikola Tesla la electrificación de las ciudades no habría sido posible; su motor de inducción polifásico ha permitido mover desde electrodomésticos hasta trenes eléctricos, e incluso el auto eléctrico de lujo de Tesla Motors exhibido durante la inauguración de la muestra, la noche del miércoles. “Este motor prácticamente ha sido el mismo desde hace 150 años y no ha sido superado”, refirió Miguel Ángel Delgado, curador de la muestra y mayor experto hispano en Tesla.
El inventor también fue pionero de la tecnología inalámbrica e ideó el primer vehículo con esta característica, pero que nunca fue financiado. El principio de esta tecnología la utilizamos hoy en día en el Wi-Fi o Bluetooth, pero está muy lejos del sueño de la transmisión eléctrica que imaginó Tesla, representado en la mítica Torre Wardenclyffe, capaz de transmitir electricidad y datos a través del aire. Pero también la telefonía móvil que empleamos en la actualidad tiene origen en las ideas del científico, cuya figura asciende como los vehículos eléctricos aéreos que alguna vez imaginó.
“Tesla es una figura paralela que no podemos desligar de Edison, pero en estas luchas en el tiempo unos ganan y otros pierden”, refirió en la inauguración de la muestra Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura. “Aparentemente olvidado, ahora renace y vemos que en esta época es posible hacerlo en unas cuantas décadas. Éste será el caso de Tesla”.
El ingeniero serbio vuelto neoyorkino evitó mucho la confrontación y llegó a desdeñar la pelea por sus patentes y autoría de invenciones. Sin embargo, estuvo en lo correcto en la siguiente parte de la cita anterior: “El presente es de ellos, pero el futuro, por el que tanto he trabajado, me pertenece”.
Esta cita da nombre a la más grande exposición realizada sobre el personaje en nuestro país, El futuro me pertenece: Nikola Tesla, exhibida primero en Monterrey y que ahora llega a la Ciudad de México al Centro Nacional de las Artes (Cenart). Adaptación de la muestra original expuesta en el Espacio Fundación Telefónica en España, la más grande que se ha realizado, la exposición busca reafirmar que nuestro presente efectivamente le pertenece al extravagante neoyorkino.
Sin la corriente alterna de Nikola Tesla la electrificación de las ciudades no habría sido posible; su motor de inducción polifásico ha permitido mover desde electrodomésticos hasta trenes eléctricos, e incluso el auto eléctrico de lujo de Tesla Motors exhibido durante la inauguración de la muestra, la noche del miércoles. “Este motor prácticamente ha sido el mismo desde hace 150 años y no ha sido superado”, refirió Miguel Ángel Delgado, curador de la muestra y mayor experto hispano en Tesla.
El inventor también fue pionero de la tecnología inalámbrica e ideó el primer vehículo con esta característica, pero que nunca fue financiado. El principio de esta tecnología la utilizamos hoy en día en el Wi-Fi o Bluetooth, pero está muy lejos del sueño de la transmisión eléctrica que imaginó Tesla, representado en la mítica Torre Wardenclyffe, capaz de transmitir electricidad y datos a través del aire. Pero también la telefonía móvil que empleamos en la actualidad tiene origen en las ideas del científico, cuya figura asciende como los vehículos eléctricos aéreos que alguna vez imaginó.
“Tesla es una figura paralela que no podemos desligar de Edison, pero en estas luchas en el tiempo unos ganan y otros pierden”, refirió en la inauguración de la muestra Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura. “Aparentemente olvidado, ahora renace y vemos que en esta época es posible hacerlo en unas cuantas décadas. Éste será el caso de Tesla”.
RECORRIDO. Mediante paneles multimedia, videoarte, fotografías, realidad aumentada y otros recursos museísticos, esta historia sobre su vida, sus amigos y antagonistas, y su obra, real e inalcanzada, es exhibida en tres galerías del Cenart, donde se presentarán además películas, documentales, conferencias, talleres, conciertos y otras actividades a lo largo de su exposición —lograda mediante la cooperación de la Secretaría de Cultura y la Agencia Canopia—, que culminará el 12 de junio.
Una de estas galerías ha sido habitada por el “altar pop” a Nikola Tesla, conformado por animaciones, clips de películas, videojuegos, portadas de libros, carteles y caricaturas, entre otros, que refleja la influencia del inventor en sectores de la cultura popular. “Para esta sección tuvimos aportaciones de teslianos de todo el mundo que colaboraron con piezas y obras cuando supieron de la exposición”, explicó el curador y escritor español. Agregó que el videojuego, realizado por el Cenart, estará disponible en el micrositio tesla.cenart.gob.mx, donde se podrán consultar además todas las actividades en torno a la exposición.
Una de estas galerías ha sido habitada por el “altar pop” a Nikola Tesla, conformado por animaciones, clips de películas, videojuegos, portadas de libros, carteles y caricaturas, entre otros, que refleja la influencia del inventor en sectores de la cultura popular. “Para esta sección tuvimos aportaciones de teslianos de todo el mundo que colaboraron con piezas y obras cuando supieron de la exposición”, explicó el curador y escritor español. Agregó que el videojuego, realizado por el Cenart, estará disponible en el micrositio tesla.cenart.gob.mx, donde se podrán consultar además todas las actividades en torno a la exposición.
UN MUNDO TESLIANO. Al atravesar la Galería Central del Cenart, el público se encontrará con una recreación en video de lo que, tecnológicamente, habrían sido las ciudades de hoy después de haber adaptado las ideas de Tesla al desarrollo y progreso mundial.
En esta escena se levantan enormes torres que proveen de electricidad a vehículos aéreos, algunos pequeños, otros enormes cruceros, que atraviesan ciudades limpias y verdes donde no hay contaminación causada por combustibles fósiles.
Es casi el escenario recreado por Miguel Ángel Delgado en su novela Tesla y la conspiración de la luz (Planeta), casi utópico. Es prácticamente automático pensar ¿qué mundo tendríamos con más Nikola Tesla en medio de la historia? “Uno mejor, sin contaminación, con energía libre o barata que no sería un problema para la sociedad”, responde Delgado a Crónica. “Surgirían problemas de otro tipo, el ser humano es como es, pero tendríamos autos voladores, una de las grandes promesas que nos hicieron del futuro, pero que no hemos alcanzado”. Tecnología aún lejana, como las “torres Wardenclyffe”, lo cual significa que el futuro todavía le pertenece a Tesla.
En esta escena se levantan enormes torres que proveen de electricidad a vehículos aéreos, algunos pequeños, otros enormes cruceros, que atraviesan ciudades limpias y verdes donde no hay contaminación causada por combustibles fósiles.
Es casi el escenario recreado por Miguel Ángel Delgado en su novela Tesla y la conspiración de la luz (Planeta), casi utópico. Es prácticamente automático pensar ¿qué mundo tendríamos con más Nikola Tesla en medio de la historia? “Uno mejor, sin contaminación, con energía libre o barata que no sería un problema para la sociedad”, responde Delgado a Crónica. “Surgirían problemas de otro tipo, el ser humano es como es, pero tendríamos autos voladores, una de las grandes promesas que nos hicieron del futuro, pero que no hemos alcanzado”. Tecnología aún lejana, como las “torres Wardenclyffe”, lo cual significa que el futuro todavía le pertenece a Tesla.
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