domingo, 13 de marzo de 2016

El festival de cine más raro del mundo


Para el neófito el SXSW (South by Southwest, homenaje al título original de Con la muerte en los talones, North by northwest) se antoja un monstruo de dimensiones legendarias. Centenares de películas, documentales, actuaciones musicales, conferencias, charlas y fiestas, repartidos por toda la ciudad, en una celebración de la cultura que no tiene parangón en ningún otro festival del mundo. De hecho, el SXSW no es un festival al uso sino una especie de híbrido dónde conviven cine, música y tecnología en una agenda tan apretada que la sensación de estar perdiéndoselo todo es inevitable.
Inauguran el festival dos personajes muy ligados, cada uno a su manera, al evento de Austin: el primero es Richard Linklater, director de culto, tejano de nacimiento, con una oficina móvil (una roulotte) que es casi tan popular en la ciudad como sus películas. El realizador estrena su último filme, Everybody wants some, una suerte de secuela de la película que le colocó en las mentes de muchos cinéfilos, Dazed and confused. El otro, que no es tejano, puede presumir de tener en Austin una base de seguidores constante y leal (en un estado republicano, Austin es un feudo demócrata) y no es otro que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. El mandatario inaugura las conferencias del certamen, lo que da una idea del poderío de un evento que este año se acerca a los 15.000 acreditados. No está mal, teniendo en cuenta que cuando empezó, hace 30 años, fueron 100 los valientes que se acercaron a un cine a las afueras de la ciudad a ver una docena de actuaciones musicales y un puñado de películas.
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Más allá de la clásica aglomeración en los pases de medianoche, dónde podrán verse películas como Don't breathe, lo último del director Fede Alvárez (producido por Sam Raimi) que ya sorprendió con su remake de Posesión infernal y que vuelve al cine de género; In a valley of violence, de otro director de culto, Ti West, esta vez recorriendo el camino del terror al western; o Hardcore Henry, que ya se llevó uno de los premios del público en Toronto y que presume de ser el primer filme de acción rodado íntegramente en primera persona, lo que en el mundo de los videojuegos sería unshot'me up con todas las letras, también aparecerán Austin David Lynch y Robert Redford (a Terence Malick no se le espera, a pesar de que el director vive en Austin) presentando dos documentales muy distintos: el primero a la producción de My beatiful broken brain, una pieza demoledora sobre un paciente aquejado de un tumor cerebral y que podrá verse en Netflix; el segundo con The seer, apadrinando un repaso a la vida de un granjero que afronta graves problemas por culpa de la crisis financiera.
Por otro lado, Phil's Camino, explica la historia de un enfermo de cáncer que decide hacer el camino de Santiago en los bosques que rodean su casa hasta que los médicos le autorizan a viajar a España para cumplir su último deseo. Hoy mismo podrá verse en la ciudad tejana Beware the slenderman, la terrorífica historia real que HBO ha convertido en documental, sobre el misterioso personaje que convenció a dos niñas de 12 años para que asesinaran a su mejor amiga antes de que éste se reuniera con ellas. La historia, con acceso a los familiares y los investigadores, promete no dejar a nadie indiferente.
Jake Gyllenhaal, Joel Edgerton, Nicolas Cage, JJ Abrams, Elijah Wood o el mismísimoBurt Reynolds (presentando un documental sobre la saga de Los caraduras, que le hizo popular en todo el mundo) se pasearán por un festival que trata a sus invitados con una cordialidad inédita. Los habituales de certámenes como Cannes o Berlin, donde todo parece regirse por estrictos códigos formales, se sorprenderían al comprobar lo poco rígido (en un sentido puramente humano; el evento funciona como un reloj) que es el SXSW, probablemente uno de los festivales de cine más grandes del mundo, que se niega con rotundidad a tomarse en serio.
Y como también hay vida tras las líneas de la cultura pura y dura, la parte de tecnología del SXSW no deja títere con cabeza: las aplicaciones de las Google glass en campos como el autismo, el futuro del entretenimiento digital, las tendencias online que cambiarán la moda, la llegada de las nuevas generaciones de auriculares inteligentes, la (seguramente compleja) convivencia entre humanos y robots cuando estos adquieran estatus de compañero y desarrollen funciones completamente autónomas, los peligros de la inteligencia artificial o la última novedad en drones que no precisan de control remoto, se mezclaran en Austin ante un público que llena todas las salas, a todas horas, como si les fuera la vida en ello.
Uno de los lemas más populares en la ciudad es Keep Austin weird (Mantén Austin raro), observando el SXSW no hay duda de que (afortunadamente) lo están consiguiendo.

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