La verdad es que lo primero que hay que hacer es agradecer los esfuerzos que se están haciendo por integrar la realidad aumentada en el día a día. Primero fueron los teléfonos, en los que algunas aplicaciones ofrecían la posibilidad, mediante el uso de su cámara, de ubicar e ir dando indicaciones a tiempo real. Fue un avance, pero en lo que respecta a Google han querido ir un paso más allá y de ese deseo nació el proyecto Google Glass. Con evento ya anunciado para su presentación para los desarrolladores y con un prototipo en el FCC, no hablamos de un desarrollo de cara a la galería, hablamos de un producto real. Innovación y funcionalidad conjugadas en un producto que… sinceramente, es rompedor y diferencial.
Ahora bien, su uso no está muy claro que esté al alcance de “todos los públicos”. Y no me refiero a la calidad técnica o al hardware incluido, que a buen seguro responderá… sino a que los usuarios seancapaces de utilizar un dispositivo tan agresivo en las acciones que se realizan. No hay que olvidar que serán parte constante de lo que se ve, mostrando información y contenidos… y si ya hay personas que se marean viendo una película en 3D -y no son pocas, por cierto-, dudosamente serán capaces de utilizar las gafas de realidad aumentada de Google. Por lo tanto, habrá que conocer que incidencia real tienen en el mercado, aparte del evidente salto tecnológico.
En definitiva, en el apartado de la usabilidad el reto no es tanto de la tecnología a emplear, que ya existe, sino del intrusismo que las gafas tengan en las acciones de los usuarios y, por lo tanto, de la comodidad de uso y que no afecten en exceso a la percepción. Esta, es la clave de Google Glass, ya que si consigue ser inocuo al uso, su éxito será total.
Accesibilidad, otra cuestión a tener en cuenta
Este es otro hándicap que se debe tener en cuenta. Las gafas de realidad aumentada de Googlenecesitan de la conexión a Internet para tener utilidad y, por lo tanto, han de disponer de un acceso constante. Y, esto, en algunos países, como España, no es algo muy sencillo y eficiente.
Evidentemente es de esperar que el producto, aparte de WiFi (esperemos que una antena mejor que la presentada al FCC que es 802.11 b/g), es de esperar que se incluya conectividad 3G o LTE, según sea el mercado. Pero hay que tener en cuenta tanto la cobertura que se puede tener como el coste que esto supone. Otra opción es utilizar el tethering con el teléfono (que con esta opción se utiliza de pasarela de conexión), lo que resulta muy válido y posible… pero de nuevo hablamos de un consumo de datos ingente que, a buen seguro, obligará a más de uno a contratar una tarifa diferente. Por lo tanto, este es otro reto al que se enfrenta Google.
Por lo tanto, parece que este nuevo producto está pensado para mercados que, actualmente, están muy evolucionados en lo que se refiere a la conectividad. Un ejemplo son EEUU, Japón (ojo aquí que conociendo los gustos de los usuarios de este país Google Glass puede ser un éxito rotundo) e, incluso, Reino Unido o Alemania. En otras localizaciones, el impacto de este producto no creo que sea muy importante, al menos en un primer momento. Las razones: conectividad escasa en ciertos lugares, costes de las tarifas de datos, la crisis (desgraciadamente)…
Por lo tanto, nos encontramos ante un producto tremendamente innovador, casi rompedor. Pero que es muy posible que sirva para comenzar con una nueva forma de entender la tecnología en su aplicación, pero puede ser que el mercado no esté lo suficientemente maduro como para que obtenga una cuota de mercado importante. Pero, como siempre, el comienzo de las tendencias tecnológicas es duro, pero Google Glass es posible que lo sea, como en su momento lo fue iPhone e iPad. La verdad, estoy deseando poder probar una de estas gafas.
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