Poder ver en la pantalla del teléfono cómo luciría una prenda de una conocida marca de ropa sin tener que probársela en el “mundo real”, con detalles milimétricos que cambian en función del talle elegido (se ve el pliegue que se hace en una remera cuando hay algunos kilos de más), cautivan a una joven mientras otros aguardan su turno para mirar, en una de las carpas de la conferencia Google I/O que se realiza en Mountain View, Estados Unidos.
En un puesto instalado junto a ese, varios curiosos esperan su turno para “caminar” por adentro de la casa de los Sims (la serie de videojuegos de simulación social) a través de la pantalla del móvil, avanzando al mover el teléfono hacia adelante o retroceder al moverlo hacia atrás, sin tener que usar elementos extra.
Estas experiencias inmersivas forman parte de “Tango”, el proyecto de realidad aumentada de Google que, aún en una etapa iniciática, emplea una sensor de profundidad, una cámara de ángulo amplio con rastreo y un sistema de relocalización para crear el VPS (Visual Posittioning Service), similar al GPS pero desarrollado para espacios cerrados, sin tener que interactuar con un satélite.
Las demostraciones de “Tango” y “Daydream” -el proyecto de realidad virtual (RV) de Google- generan una continua escena cómica: decenas de personas que, unas junto a otras y con un casco de RV sobre sus ojos, sonríen, exclaman, miran hacia arriba o hacia abajo e interactúan con un mundo que sólo ellas ven.
Afuera hacen fila muchas otras personas que esperan su turno para experimentar estas novedades, una foto que se replica en cada una de las 10 carpas en las que Google distribuyó, para el deleite de tecnólogos y curiosos, desde los avances en inteligencia artificial (IA) a la Internet de las cosas, televisión, diseño, mapas o accesibilidad, entre otros.
Como el espacio de proyectos experimentales, en el que desarrolladores independientes a la empresa muestran sus creaciones en Android, IA y Chrome. En un rincón de esta carpa hay un joven asiático con un casco de RV puesto que cabecea en el aire: juega un partido de ping pong en el que la paleta sigue los movimientos de su cabeza.
Al lado de él, dos jóvenes holandeses muestran su creación, un globo terráqueo (en una pantalla táctil) en el que cada uno de los miles de puntos luminosos, que se multiplican si se aumenta el zoom, son estaciones de radio que pueden escucharse en tiempo real si se cliquea en ellas, emisoras de Bariloche, Jordania o Noruega.
Son más de 7.000 las personas que recorren esta especie de parque de diversiones para nerds, montado en el enorme campo que Google tiene en esta ciudad californiana, en donde se desarrolla hasta mañana la conferencia anual de desarrolladores del gigante de Internet.
Rodeado de espacios verdes, con meses y sombrillas para resguardarse del sol -que incluso siendo primavera se siente fuerte-, canastos con bebidas gratis, un enorme deck con metegoles y pooles, y hasta una coctelera inteligente a la que se le pide un trago con comando de voz, entre otras atracciones, el lugar trasmite esa suerte de “cultura Google” en la que todo se realiza en un espacio de relax.
Los visitantes, de todas partes del mundo, recorren las instalaciones con un entusiasmo manifiesto en su sonrisa mientras se dirigen a las carpas, al anfiteatro -donde se desarrollan las conferencias principales- o a alguno de los siete escenarios secundarios, en los que la empresa profundiza con detalles cómo concretará su objetivo de llevar la inteligencia artificial y el machine learning (el aprendizaje de máquinas) a todos sus servicios y productos.
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