miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Internet de las Cosas supondrá cambios en los modelos productivos y mayor competitividad

El Internet de las Cosas supondrá cambios en los modelos productivos y mayor competitividad

ÁLVARO ROMERO | MADRID

El Internet de las Cosas (IoT) se presenta como el futuro de hogares y empresas. La interconexión entre máquinas y personas a través de la red. Los objetos serán capaces de emitir datos y a veces recibirlos, con esos datos, los proveedores de servicios sacan información e intentan diseñar soluciones a medida para el usuario final.

Es la base para la transformación digital, una realidad empresarial y social. El Internet de las Cosas supone la creación de un mundo conectado, donde la tecnología y la capacidad de procesar enormes cantidades de datos transforman la vida.

Este nuevo mundo conectado a través de la red junto a las nuevas generaciones de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), hacen que las empresas queden inmersas en un proceso para cambiar sus modelos productivos y buscar mayores niveles de competitividad. Precisamente este proceso de transformación digital lleva a la creación de nuevos negocios orientados hacia los servicios bajo el paraguas del IoT.

Es necesario que las grandes compañías tecnológicas trabajen en el desarrollo de tecnologías avanzadas y soluciones diferentes. En la actualidad se ha innovado mucho en los productos, en la forma de prestar los servicios y en los procesos.

“Antes una empresa pequeña tenía limitaciones para acceder a tecnologías sofisticadas, hoy están en la nube, ya pueden acceder a ellas y no se pueden olvidar de innovar en los modelos de negocio, esto es clave. Es necesario ‘coinnovar’, mediante la unión entre empresa, universidad y el capital, las organizaciones tienen que ser mucho más colaborativas”, afirma Iria Barxa, directora de comunicación de Fujitsu.

Nace un nuevo mundo, transformador de los negocios y en todos los órdenes sociales. Se dan los primeros pasos hacia la implantación de una sociedad inteligente, que deriva en una serie de servicios centrados en el individuo, diseñados para mejorar la vida de las personas y generar conocimiento. Los beneficios son una mayor competitividad para las empresas y una vida mejor para todos.

“En las empresas, en particular en la industria, se trata de optimizar procesos y prever fallos. Por ello el Internet de las cosas va a suponer crear más puestos de trabajo en áreas de informática, cada vez más especializados”, indica Sylvain Trías, jefe de equipo de desarrollo de OVH en España.

Ya es una realidad

Asistimos a los primeros proyectos, pero estos van a una velocidad de vértigo. El ‘cloud’, el Internet de las Cosas y el ‘data analytics’ constituyen ejemplos perfectos de esta tendencia. Están ahí para ayudar a la gente sin que esta sea plenamente consciente, contribuyendo a su bienestar.

El nuevo mundo digital conectará el coche, el aire acondicionado, el frigorífico, el microondas o las bombillas. Las ciudades también se van a conectar, aparcamiento, estado del tráfico y la señalización en la carreteras indicarán dónde aparcar o qué desviación coger en caso de atasco. “Cada vez vamos a comprar más objetos conectados que nos van a ofrecer servicios, por ejemplo collares para mascotas que permiten encontrarlos cuando se escapan o que monitoricen su salud”, espeta Trías.

El mercado del Internet de las Cosas es un mercado de servicios. Estos servicios complementan las tareas de los seres humanos, una realidad aumentada, un entorno más flexible y más inteligente. Por ejemplo, están apareciendo lavadoras que ‘leen’ las etiquetas de la ropa para adaptar la cantidad de jabón y tiempo de lavado. Esto supone un gran avance.

En 2020 habrá alrededor de 50.000 millones de objetos conectados. “Todo esto va a llevar a una mayor experimentación y a la posibilidad de innovar en días o incluso horas. Un mundo hiperconectado puede, sin lugar a dudas, traer una gran oportunidad, aunque también se enfrentará a serios desafíos en temas como son la seguridad de la información, la protección y la privacidad”, concluye Barxa.

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