PERFIL recorrió el laboratorio tecnológico más innovador en software de Latinoamérica, de la empresa SAP. Cómo se usa internet de las cosas.Galería de imágenes.
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Un cliente entra al supermercado para hacer sus compras semanales. Las líneas de caja detectan su teléfono mediante bluetooth. La empresa toma todo su recorrido dentro del lugar. Sabe, en tiempo real, que dio tres vueltas para agarrar un jabón en polvo. Después hizo la cola, pagó y se fue en 35 minutos. A la semana siguiente entra el local y el jabón en polvo se cruza en su recorrido habitual: se va en 23 minutos.
Un auto de la Fórmula 1 corre contra reloj para ganar un GP. Pero uno de sus mecánicos ve en su smartphone que se proyectan fallas en el vehículo y pide, a los gritos, que ingrese a boxes. El auto ingresa y el mecánico ya tiene puestos anteojos inteligentes. Mira el motor con los Google Glass, observa puntos rojos en las bujías, las cambian y en 3,5 segundos está otra vez en la pista.
Podría tratarse de escenas salidas de la película Robocop, pero no. Son dos ejemplos reales de cómo funciona el programa PC Plus del supermercado Loblaws y cómo trabaja el equipo de la Fórmula 1 de McLaren con “internet de las cosas”. Ambos casos, entre muchos otros, fueron detallados el lunes y martes último el SAP CIO Summit, el congreso que el gigante tecnológico SAP ofreció en el laboratorio en innovación de software más grande de Latinoamérica, ubicado en Sao Leopoldo, Porto Alegre.
SAP le abrió sus puertas a PERFIL, que llegó al laboratorio junto a media centena de jefes de tecnología de las empresas más importantes del continente. Del otro lado de la puerta se encontraba un edificio ecologicamente sustentable, habitado por tanto verde como vidrios y cemento, y transitado por un staff de jóvenes de entre 20 y 25 años. Se trata de la generación “millennials”, o “nativos digitales”, que ocupan el 80% del staff.
La modalidad de trabajo regular del laboratorio consiste en una “tormenta de ideas” llamada design thinking donde por ejemplo el director de innovación, Daniel Duarte, uno de los hombres más innovadores del planeta, intercambia ideas en post-its con Lucas Ronchetti, de 22 años, o Marcos Boaventura, de 25. “Se trabaja de forma horizontal, todos a la misma altura, caminando y dando vueltas por las oficinas”, contó Duarte, en diálogo con PERFIL.
Después de identificar un problema, observar a los actores y realizar un prototipo, el modelo ingresa a programación. Todo el proceso no puede demorarse más de ocho semanas, en caso contrario es tirado a la basura. “Las empresas encuentran dificultades para innovar porque miran más la rentabilidad que el deseo de mejorar su productividad”, continuó Duarte.
Carolina Darsky, de 21 años, desarrolló mediante esta metodología un “chaleco inteligente” que se coloca sobre los bebés a la hora de dormir. Es casi imperceptible a la vista, pero es muy poderoso: monitorea su ritmo cardíaco, peso, temperatura y llanto, entre decena de variables. La información es procesada y entrecruzada con la nube, que le avisa a la mamá en su smartphone si tiene alguna anormalidad en base a los otros bebés en cualquier parte del mundo que tienen el mismo dispositivo.
“Los jóvenes son disruptivos y no tienen miedo en asumir riesgos, son imprescindibles para las economías digitales”, sostuvo Duarte. Es que los modelos de negocios que se imponen están basados en el consumidor como principal actor del mercado.
El vicepresidente de marketing de SAP en Latinoamérica, Armando Rodríguez, explicó que las sociedades hipercomunicadas demandan otra forma de pensar los negocios. “El 100% del mercado está migrando hacia la economía digital, que es una estructura basada en los intereses del consumidor y en la experiencia del usuario”, contó.
“Los modelos más claros son Netflix, que se basa en el consumo de sus productos para hacer nuevas producciones; UBER, principal negocio de transporte que no tiene ni un sólo taxi; Spotify, discográfica sin un sólo disco”, enfatizó Rodríguez.
Para triunfar en este nuevo esquema, según Rodríguez, es necesario tener una estructura ágil, capaz de reinventarse constantemente para mejorar la experiencia del usuario cualquiera sea su rubro.
Buenos Aires, modelo. También la tecnología de SAP se aplica en más de 900 organizaciones en Argentina. Por ejemplo, el Gobierno de la Ciudad utilizó internet de las cosas para prevenir inundaciones: aplicaron sensores en todos los puntos claves, que le llevan al despacho de la secretaría de Infraestructura toda la información sobre la corriente de agua.
Los CIOs, que pasaron 48 horas en el laboratorio más innovador en software del continente, regresaron a Buenos Aires con tres ideas claras: ningún negocio puede sobrevivir a la vorágine tecnológica y de cambios si no invierte en innovación. La segunda: nadie sabe cómo será su propio negocio en tres años, sólo saben que estará marcado por un ritmo vertiginoso que lo conducirá el consumidor final. Por último, se fueron convencidos de que la tecnología llegó a un punto de desarrollo al día de hoy que tiene sólo un límite: su propia imaginación.
(*) Gestor de Audiencias de Perfil.com, desde Sao Leopoldo. En Twitter:@PatoCaruso.
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