El comando clave que activa el dispositivo es Ok Glass. Más notas para entender este tema
La era del geoconsumidor
Un clic en el momento y el lugar indicados
BOLOÑA.- Mientras pruebo el Google Glass, además de experimentar un infantil delirio de omnipotencia tecnológica que sería inútil desmentir, me viene a la mente que las primeras veces no se borran jamás. ¿Cuántas veces en la vida tenemos la oportunidad de tener una experiencia, en este caso la realidad aumentada, enteramente nueva para el ser humano? ¿Nuestra primera llamada por celular? ¿La primera vez que navegamos por Internet? No las recuerdo, pero seguramente recordaré la primera vez que miré el mundo con los ojos de Google.
Probar el Google Glass, una exclusiva en Italia para el Corriere, puede tal vez equipararse con la aparición del iPod, que hace años revolucionó el mundo de los aficionados a la música. A continuación, los detalles de lo que pudimos experimentar por ustedes y que podría cambiar nuestra vida. Y como aclaración previa, digamos de inmediato que, contra las predicciones de muchos de nosotros, Google Glass no produce la sensación nauseosa que temíamos. Para que arranque, una nueva frase pegadiza: "Ok Glass", el comando clave que activa el dispositivo.
ANTEOJO DE VISTA PRESTADA
Me conecto a una red de Wi-Fi en las oficinas de MusiXmatch -la compañía boloñesa que después de ser invitada al Google I/O de San Francisco posee el único ejemplar de Google Glass que hay en Italia- y tengo un hang out , una salida en videoconferencia que ya por sí sola era una buena experiencia. Pero la particularidad está en poder prestar la propia vista. La persona con la que estoy conectado -en inglés, hang out significa frecuentar o salir con alguien, pero también divertirse- ve lo que veo yo, la realidad circundante. Paradójicamente puede hablar e interactuar con cualquiera que esté frente a mí. Probarlo es mejor que contarlo. ¿Nunca soñaron con controlar a alguien como una marioneta?
Usos prácticos: imaginen que nos llaman de casa para preguntarnos dónde pusimos las llaves. Con el Google Glass pueden hacer que les presten los ojos y las manos para lograr el objetivo fácilmente, sin enervar a nadie.
EL ANTEOJO SABIONDO
Entre las primeras funciones que encuentro en el menú desplegable que aparece sobre la retina del ojo derecho está la función Buscar. Aunque me siento un idiota hablándole a unos anteojos que me responden en 18 décimas de segundo -nueva unidad de tiempo para la conciencia y el conocimiento- , no tengo ni necesidad de sacar el teléfono del bolsillo.
A esta altura, somos todos voyeuristas innatos.
EL ANTEOJO GRAN HERMANO
"¿Me estás grabando?" La preocupación de muchas personas que me he cruzado es reveladora del síndrome de Gran Hermano: el temor de encontrarse frente a un ojo del que nada escapa, por más que esa función ya está incorporada en nuestro teléfonos inteligentes. En efecto, con un simple comando vocal o tocando la superficie touch que está en la parte derecha del anteojo se pueden sacar fotos o grabar microvideos de 10 o más segundos y compartirlos de inmediato.
Y la posibilidad de cometer el nuevo pecado capital del oversharing , vale decir, compartir información en exceso, en la realidad aumentada de Google Glass llega a convertirse en un arma (Google ha previsto que el anteojo tenga una señal luminosa que indica que la cámara está grabando.) En fin, lo cierto es que es bastante difícil decir dónde termina el juguete y dónde empieza el arma...
EL ANTEOJO KARAOKE
Por ahora existen pocas aplicaciones para Google Glass. Pero MusiXmatch está desarrollando su propia aplicación: los anteojos reconocerán canciones y proyectarán sobre la retina las letras de las mismas, a medida que se escuchan. En Japón serán furor.
EL ANTEOJO ROBOCOP
Los movimientos necesarios para activar las funciones ayudan a hacernos sentir ágiles como Robocop. Pero lo más curioso seguramente es el extraño contrapaso que al final me hizo levantar los ojos a la altura de las personas -después de años de mirada torva para espiar furtivamente el celular- y al mismo tiempo sentirme aislado del mundo circundante: como primera prueba, la realidad aumentada nos proporciona tanta información que olvidamos decir Hola. Ok Glass.
Traducción de Jaime Arrambide.
La era del geoconsumidor
Un clic en el momento y el lugar indicados
BOLOÑA.- Mientras pruebo el Google Glass, además de experimentar un infantil delirio de omnipotencia tecnológica que sería inútil desmentir, me viene a la mente que las primeras veces no se borran jamás. ¿Cuántas veces en la vida tenemos la oportunidad de tener una experiencia, en este caso la realidad aumentada, enteramente nueva para el ser humano? ¿Nuestra primera llamada por celular? ¿La primera vez que navegamos por Internet? No las recuerdo, pero seguramente recordaré la primera vez que miré el mundo con los ojos de Google.
Probar el Google Glass, una exclusiva en Italia para el Corriere, puede tal vez equipararse con la aparición del iPod, que hace años revolucionó el mundo de los aficionados a la música. A continuación, los detalles de lo que pudimos experimentar por ustedes y que podría cambiar nuestra vida. Y como aclaración previa, digamos de inmediato que, contra las predicciones de muchos de nosotros, Google Glass no produce la sensación nauseosa que temíamos. Para que arranque, una nueva frase pegadiza: "Ok Glass", el comando clave que activa el dispositivo.
ANTEOJO DE VISTA PRESTADA
Me conecto a una red de Wi-Fi en las oficinas de MusiXmatch -la compañía boloñesa que después de ser invitada al Google I/O de San Francisco posee el único ejemplar de Google Glass que hay en Italia- y tengo un hang out , una salida en videoconferencia que ya por sí sola era una buena experiencia. Pero la particularidad está en poder prestar la propia vista. La persona con la que estoy conectado -en inglés, hang out significa frecuentar o salir con alguien, pero también divertirse- ve lo que veo yo, la realidad circundante. Paradójicamente puede hablar e interactuar con cualquiera que esté frente a mí. Probarlo es mejor que contarlo. ¿Nunca soñaron con controlar a alguien como una marioneta?
Usos prácticos: imaginen que nos llaman de casa para preguntarnos dónde pusimos las llaves. Con el Google Glass pueden hacer que les presten los ojos y las manos para lograr el objetivo fácilmente, sin enervar a nadie.
EL ANTEOJO SABIONDO
Entre las primeras funciones que encuentro en el menú desplegable que aparece sobre la retina del ojo derecho está la función Buscar. Aunque me siento un idiota hablándole a unos anteojos que me responden en 18 décimas de segundo -nueva unidad de tiempo para la conciencia y el conocimiento- , no tengo ni necesidad de sacar el teléfono del bolsillo.
A esta altura, somos todos voyeuristas innatos.
EL ANTEOJO GRAN HERMANO
"¿Me estás grabando?" La preocupación de muchas personas que me he cruzado es reveladora del síndrome de Gran Hermano: el temor de encontrarse frente a un ojo del que nada escapa, por más que esa función ya está incorporada en nuestro teléfonos inteligentes. En efecto, con un simple comando vocal o tocando la superficie touch que está en la parte derecha del anteojo se pueden sacar fotos o grabar microvideos de 10 o más segundos y compartirlos de inmediato.
Y la posibilidad de cometer el nuevo pecado capital del oversharing , vale decir, compartir información en exceso, en la realidad aumentada de Google Glass llega a convertirse en un arma (Google ha previsto que el anteojo tenga una señal luminosa que indica que la cámara está grabando.) En fin, lo cierto es que es bastante difícil decir dónde termina el juguete y dónde empieza el arma...
EL ANTEOJO KARAOKE
Por ahora existen pocas aplicaciones para Google Glass. Pero MusiXmatch está desarrollando su propia aplicación: los anteojos reconocerán canciones y proyectarán sobre la retina las letras de las mismas, a medida que se escuchan. En Japón serán furor.
EL ANTEOJO ROBOCOP
Los movimientos necesarios para activar las funciones ayudan a hacernos sentir ágiles como Robocop. Pero lo más curioso seguramente es el extraño contrapaso que al final me hizo levantar los ojos a la altura de las personas -después de años de mirada torva para espiar furtivamente el celular- y al mismo tiempo sentirme aislado del mundo circundante: como primera prueba, la realidad aumentada nos proporciona tanta información que olvidamos decir Hola. Ok Glass.
Traducción de Jaime Arrambide.
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