viernes, 1 de noviembre de 2013

Odio las Google Glass porque crean adicción

Las gafas de realidad aumentada de Google se postulan como el gadget del 2014. El avance de los prototipos, hasta su comercialización, puede convertir a las Google Glass en una revolución similar a la que causó el iPhone. Doy fe, las he probado y crean adicción. Por eso las odio.
Las gafas de Google crean adicción | Foto: Pablo Barahona
David González | Coveritmedia | @dgonzaleztorres | Madrid

Cuando Steve Jobs copió el ratón del laboratorio de Xerox, nos dijeron que empuñáramos aquel artefacto con naturalidad. Que la flecha o la mano que se reflejaba en pantalla haría el resto. Nos habituamos a dominar así todas las funciones de los programas sin mirarnos la mano, igual que con los pies conducíamos un coche. Te acostumbras con la práctica, nos dijeron.

Después, volvió Steve Jobs. Tu ratón no te hace falta. Usa tu dedo para el iPhone ypara el iPad. Y todo cambió de nuevo. Nos habíamos hecho a los periféricos y, zas, ven e interactúa con las pantallas con partes de tu cuerpo.

Y llega Google y ni ratón, ni punteros ni dedos. Manos libres y órdenes de voz. Mira, son nuestras gafas y con tus palabras lo manejarás todo. Se llaman Google Glass.



Son las 11.00 de la mañana. Entro en las oficinas de Google. Veo sobre la mesa las Google Glass y me las dejan probar. Son el prototipo de Julián Moreno Beltrán, de la empresa de desarrollo Droiders. Me hace una master class acelerada de 10 minutos y luego me coloca sobre el caballete de mi nariz el prototipo de gafas.

A partir de ahí, esa extraña sensación, como cuando por primera vez agarré un ratón o deslicé mi dedo por una tableta. No sé dónde están los menús, no sé cómo dar las órdenes. Sin embargo, ya soy un adicto. Es un chute de tecnología punta. Google lo sabe y las personas que están alrededor de la mesa me lo confirman con su sonrisa de Gioconda.

Las Google Glass son uno de los dispositivos de la denominada tecnología "para vestir" (frente a la tecnología para llevar, como es el móvil). En esta nueva visión tecnológica también estarán las gafas de realidad aumentada de Microsoft o el iWatch en el que presuntamente trabaja Apple.

Las Glass son un dispositivo inalámbrico que permite acceder por órdenes de voz a todo lo que ofrece un smartphone: llamadas, cámara, internet y redes sociales.

Las gafas despliegan un prisma (o pantalla de realidad aumentada) en el lado derecho superior a la visión del usuario. Ahí, como en un interface web, están todos los menús, que comienzan siempre con la misma orden de voz: ok, glass.

Pesan 36 gramos. El prisma rebota la imagen del proyector hacia la retina. Llevan una sujeción de titanio, flexible y resistente, batería, un conector USB, bluetooh 4.0. Mismo procesador Nexus (1 Gm RAM), wifi, etc. Repito no se manejar este chisme, pero ya soy un adicto.

Tienen también un sensor o cámara delantera, cámara de lente para identificación de retina para hacer un guiño y así dominar los menús.

Las gafas te reconocen la voz por la laringe, lo recibe de forma llana y sin interferencia y solo acepta órdenes de quien las lleva y no de personas de alrededor. Lleva un micrófono incorporado para grabar audio. Admitirá periféricos próximamente mediante teclado vía bluetooh.

El sonido que recibes de las Glass se transmite por el hueso, así se elimina los problemas auditivos del uso de los auriculares. Podrías llevarlas todo el día. No causan fatiga en la vista, están preparado para ello. Tiene una batería con una autonomía de seis horas, aunque se prevé con una mayor duración. Si las tienes en stand by las puedes usar días.

Google Glass no es un producto, es un proyecto”, dicen en Google.

Es un dispositivo unipersonal; es como el móvil, nunca se lo dejarías constantemente a nadie, dice el responsable de Droiders. Si en ellas guardas información personal, para qué prestarlas. En caso de robo, tienes un código de bloqueo. Es un gadget privado e intransferible.

Tienen un sensor para reconocerte biométricamente el ojo, no funcionarán si no te identifica como su dueño. Aunque tiene un modo de préstamo y oculta tu info personal cuando las cedes a otra persona. No es un tableta multiusuario.

Pueden hacer llamadas conectando el bluetooh a tu móvil o a wifi. Además, cuando recibes llamadas, el sonido es mucho más limpio a través de las Glass.

“Se prevé que tendrá tarjeta SIM, pero si le ponemos más conectividad, la batería será más pesada y grande”, añaden desde Droiders.

Su cámara graba con zoom digital y dispone de estabilización de imagen de vídeo para grabaciones de máximo de 10 segundos. Cuenta con calidad bastante buena destreaming para hangouts.

El prisa está en la parte superior, no al lado de la retina. Cuando recibes una notificación de tu Gmail, Twitter o Google Plus, no se activa la pantalla intrusivamente, sino que, con un golpe con los dedos en la patilla, aparece dicha pantalla. No tienes que torcer la vista como si tuvieras un GPS en el salpicadero del coche. Eso, si están anatómicamente adaptadas a ti, claro.

Tienes que ajustarlas a tu cara, personalizarlas para liberar tu ángulo de visión y que no te moleste la pantalla emergente. Cuando no dominas el inglés, el sistema de reconocimiento de voz no activa -aún- muy bien los comandos que pronuncias.

Al ser un dispositivo de manos libres, también funcionan o bien moviendo la cabeza unos 45 grados para activar las gafas o bien regresando al tacto y con un toque con dos dedos en la patilla derecha. Así, haces scroll por el navegador web que ves en el prisma.

Ok, Glass. Take a picture. Share with Twitter. (Comparte la foto en un tuit).

Google, y le preguntas, how to say goodbye in German (te da la respuesta como un diccionario de idiomas).

Ok, Glass, get directions to some restaurants. (Te muestra un mapa).

Ok, Glass, pictures of Barcelona (te enseña fotos de la Ciudad Condal).

Fin de la review. Salgo de las oficinas de Google, me toco la nariz, la frente, la oreja. Nada. Es como si sintiera un síndrome de abstinencia. Como cuando intentas dejar de fumar, como si me faltase dinero para un vicio caro. Regreso a casa.

Y odio las Google Glass.

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