viernes, 17 de marzo de 2017

Salvar a Blancanieves con una ‘tablet’



La ilustradora Ana Juan muestra su mundo fantástico en una exposición interactiva



MANUEL MORALES

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Madrid 17 MAR 2017 - 11:19 CET




¡Cuidado con la madrastra! En esta exposición hay que prestar mucha atención porque uno puede toparse con la malvada hechicera que quiere acabar con Blancanieves. El fantástico mundo de la ilustradora Ana Juan (Valencia, 1961) se despliega en el Museo ABC, de Madrid, en lo que es mucho más que una muestra de sus bocetos y dibujos. Dibujando al otro lado, hasta el 18 de junio, envuelve al visitante que, gracias a una aplicación que puede descargarse gratis —en iOS (Apple) y Android—, se sumerge, con tabletas preparadas en la sala o su propio móvil, en la realidad creada por la dibujante.

"Se puede ver el proceso creativo de dos de mis libros", dice la autora, que ha colaborado en publicaciones como The New Yorker. Uno es Otra vuelta de tuerca, de 2013, con bocetos y dibujos sobre la novela de fantasmas que con ese título publicó Henry James en 1898. Y Snowhite (2001), obra en blanco y negro con la que versionó el clásico de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm Blancanieves, de 1812, y de la que Disney produjo una edulcorada versión cinematográfica en 1937. A este segundo trabajo es al que se han aplicado las nuevas tecnologías: gafas de realidad virtual, con las que uno se mete en la historia, y dispositivos móviles que permiten jugar con los objetos y seres de las ilustraciones.

Para su Snowhite, Ana Juan se mantuvo fiel a la trama original, pero reinterpretó el cuento “como una historia de soledades, de personas que no saben llevar las riendas de su vida”. La diversión va más allá de la mera contemplación de dibujos, que no es poco en su caso, porque una de las zonas sobre Snowhite se convierte en un videojuego, llamado Erthaland, en el que el espectador se encuentra con nuevos personajes y situaciones. En ese espacio, el visitante tiene que atrapar con la tableta cuatro objetos en sendos rincones de realidad aumentada para conseguir un premio, un recortable de la mansión de la madrastra que también es interactivo. “Te llevas parte de la exposición a casa", añade la artista.

El título de Dibujando al otro lado se refiere, según la premio Nacional de Ilustración en 2010, a esas ideas que componen un proyecto como este y que normalmente no se muestran. "El trabajo que muchas veces se pierde porque no tiene cabida".

Ilustración de Ana Juan para 'Otra vuelta de tuerca' (2013), para la novela del mismo título de Henry James. ANA JUAN



Esta exposición interactiva, que ya se vio en Valencia a finales de 2015, fue una propuesta a Ana Juan de Unit Experimental, un grupo de investigadores de la Facultad de Bellas Artes de San Carlos y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la Universitat Politècnica de València. "Es algo que va con los tiempos. Ya no te puedes plantear una muestra como en el siglo XIX. Hoy puedes ver la parte de la creación, y está el plus de la realidad aumentada". Sin embargo, la ilustradora descarta que las nuevas tecnologías condicionen su trabajo. Ella sigue con el lápiz y el atril. "Utilizo las mismas técnicas. Yo no pienso en 3D, solo pienso en dibujar, aunque con este montaje he aprendido mucho. Ha sido un reto porque mi trabajo no es fácil de llevar a la animación".

Licenciada en Bellas Artes en 1982, Ana Juan se dio a conocer en publicaciones como Madriz y La Luna de Madrid y ha colaborado, entre otros medios, para EL PAÍS. Aunque su estilo es reconocible, ella se resiste a definirlo: "Picasso dijo ¿cómo puedes describir el canto de un pájaro? Se trata de disfrutarlo y ya está, tengo una forma de expresarme, es mi voz a la hora de contar las historias".

Tras más de 30 años de trayectoria, Ana Juan se muestra satisfecha de que "la ilustración esté de moda y haya entrado en las facultades de Bellas Artes, aunque seguimos mal pagados". "Antes se pensaba que un ilustrador solo hacía libros infantiles. Esa ha sido siempre mi pelea, que también podemos hacer libros para adultos". Ahora queda comprobar si los mayores y los chavales que visiten Dibujando al otro lado podrán ayudar a la protagonista del cuento a escapar de la madrastra.



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