Las predicciones sobre el uso de dispositivos tecnológicos no ya en prendas de ropa o accesorios, sino sobre o dentro del cuerpo se han convertido no sólo para gurúes digitales, sino para ambiciosos inversores con billones en juego en uno de los campos de batalla del futuro. Y las metáforas bélicas no son exageradas: la experimentación en "accesorios montados sobre la cabeza" (HMD, por sus siglas en inglés) deriva del entrenamiento militar.
El debate se aceleró con el año que comienza y será uno de los ejes de la feria CES en Las Vegas, esta semana. El contexto del fracaso de los Google Glass y la promesa para 2015 del iWatch de Apple es la aún tosca e intrusiva presencia de los objetos sobre el cuerpo, mientras se extienden las pruebas con imperceptibles chips en lentes de contacto dignos de sagas de espías.
Aunque su impacto masivo parece aún voluntarista y el adjetivo smart no hace justicia a su precaria practicidad, los wearables se proyectan hacia los tres próximos años como grandes actores en los campos de la salud y el deporte..
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