Se sabe del terminal además que dispone de sensores de movimiento que, al igual que el Samsung Galaxy S4, permiten utilizarlo sin tocar el dispositivo. Por ejemplo, detecta cuando el usuario saca el móvil del bolsillo y se desbloquea para facilitar el acceso a cualquier aplicación, o también es capaz de tomar una fotografía con tan solo un movimiento de muñeca.
El Moto X manufacturado en EEUU cuenta también con una pantalla AMOLED de 4,7 pulgadas 1184x720 (más grande que la del LG Optimus G y más pequeña que la mayoría de 5 pulgadas del mercado); incluye un procesador Qualcomm Snapdragon S4 Pro a 1.7 GHz, el sistema operativo Android Jelly Bean 4.2 (que no el último 4.3), 2 GB de memoria RAM y 16 GB o 32 GB de almacenamiento interno.
Pero lo que no se conocía es por dentro. Y de eso se ha encargado iFixit.
Lo primero que llamó la atención de la página especializada es que tanto la carcasa trasera como la batería están pegadas al resto del chasis. No es la primera vez que un fabricante recurre al pegamento para fijar sus componentes (ya lo vimos en el HTC One).
En estos casos, para retirar las piezas es necesario aplicarles calor. No es recomendable hacerlo con un secador, ya que se pueden estropear algunas piezas. iFixit lo hizo con el iOpener, una especia de almohada que se calienta cuando lo metes en el microondas.
Llama la atención también la almohadilla adhesiva azul que incorpora el teléfono, que entre otras funciones sirve (según el propio medio), para sujetar mejor los componentes ya que su carcasa trasera es curva. En Teknautas no recordamos otro teléfono que incorpore esta pieza tan peculiar.
Google ha apostado muy fuerte por la estética a la hora de lanzar el teléfono. Como apuntamos, el Moto X tiene una carcasa curvada y puede personalizarse al máximo, ya que hay disponibles hasta 18 colores para la parte trasera y otros elementos del terminal, lo que supone que se pueden realizar más de 2.000 combinaciones, según el fabricante.
Hay que recordar que, además de ser el primer teléfono bajo la égida de Google, Motorola se juega mucho con este nuevo aparato, después de que tras ser uno de los líderes en el sector de los teléfonos móviles a finales del pasado siglo fue perdiendo poco a poco cuota de mercado, hasta el punto de que se resignó en mayo del año pasado a ser absorbida en una operación de 12.500 millones de dólares.
Otra peculiaridad que se ha encontrado iFixit es que los módulos como la cámara o el micrófono se insertan en la placa base, lo que permite que se puedan reemplazar muy fácilmente.
A diferencia de otros terminales como por ejemplo el iPhone 5, que para abrirlo requiere dos tipos de herramientas muy específicas, el Moto X solo necesita un tipo de destornillador. Lo que ha hecho que el medio le de una nota de 7 sobre 10 en cuanto a la facilidad de reparación.
Uno de los componentes que más dudas han generado es su batería, que tiene 2.200 mAh. Según iFixit, el teléfono de Motorola asegura 24 horas de uso ininterrumpido gracias a la distribución de sus núcleos, de los cuales cuatro estarían destinados al procesador, dos al reconocimiento de gestos y otros dos al reconocimiento de voz, lo que permitiría que ahorre bastante energía.
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