sábado, 1 de octubre de 2016

¿Está entrando la industria fotográfica en modo pánico?

Las grandes compañías de móviles están arrasando con la industria fotográfica. ¿Le queda a los fabricantes de cámaras alguna opción?


“Estoy segura de que la industria de la imagen cumplirá con las grandes expectativas que hay puestas en ella y llevará a cabo grandes planes”. La frase es de Henriette Reker en la inauguración de Photokina, uno de los mayores eventos de la industria fotográfica, que cada año reúne gran parte de las novedades de los mejores fabricantes de cámaras del mundo.
La pregunta es: ¿tiene razón Henriette Reker? ¿Es cierto que a la industria fotográfica le espera un buen futuro por delante? Podría ser en un futuro, pero lo cierto es que a día de hoy la realidad dista bastante de ese dibujo, ya que la industria fotográfica no pasa, ni muchísimo menos, por su mejor momento.
¿Y quién es el culpable de todo esto? La respuesta rápida parece fácil: los smartphones. Sin embargo, conviene ir conociendo cómo, en realidad, la industria de las cámaras de fotos ha acabado gravemente herida a causa de los smartphones, sí, pero antes también fue matándose a sí misma. Esta es la historia de una industria que fue decapitándose a sí misma hasta que su principal competidor le dio el tiro de gracia... y ahora está pensando de qué manera puede salir del coma.
Fase 1: devorada por sí misma
Cuando la industria fotográfica culpa a la de los móviles de su desastre, conviene recordar que, en realidad, la hecatombe comenzó bastante antes: cuando la propia industria de cámaras de fotos, en plena burbuja de la imagen, se hizo la competencia a sí misma.
Y es que, tras la llegada de las cámaras digitales compactas y su indudable éxito en el mercado, el espectro de cámaras estaba más que diferenciado: las compactas, para los usuarios aislados; las profesionales, para los fotógrafos. Sin embargo, hubo un elemento intermedio que lo cambió todo: las cámaras réflex semiprofesionales, que, a medio camino entre un producto y otro, provocaron que los dos principales productos de la industria empezaran a competir entre sí.
La industria fotográfica fue decapitándose a sí misma... hasta que los móviles le dieron el tiro de gracia
Los datos lo muestran de manera clara: si en 2003 las cámaras digitales compactas ganaban por insultante mayoría a las profesionales y semiprofesionales, lo cierto es que las distancias se han ido acortando poco a poco. A día de hoy, el resultado roza el empate técnico entre dos productos cuya competencia en principio no tendría por qué ser negativa, pero que, como veremos a continuación, en realidad sí lo fue.
La llegada de las cámaras digitales compactas diferenció el espectro de cámaras
La llegada de las cámaras digitales compactas diferenció el espectro de cámaras (Photokina)
Fase 2: devorada por los smartphones
En el gráfico anterior hemos observado cómo las distancias entre las cámaras compactas y las profesionales y semiprofesionales se han ido acortando, pero hay otro dato que deberíamos llamarnos la atención aún más: las cifras globales de ventas.
Y es que, mientras en 2003 se vendieron 43,4 millones de cámaras, a día de hoy esa cifra apenas alcanza los 13 millones de ventas. Es decir, que mientras los dos espectros de cámara se entretenían peleando entre sí, en realidad había un problema más grave detrás: sus ventas y sus beneficios se estaban yendo al traste.
La gente cada vez quiere hacerse más fotos, pero las cámaras fotos individuales están siendo totalmente irrelevantes
¿Quién ha provocado una caída tan irrecuperable? Exacto, ahora sí: los smartphones. Y es que, en realidad, casi ningún usuario, ni siquiera el medianamente aficionado a la fotografía, siente la necesidad de gastarse una cantidad mayor o menor de dinero en una cámara cuando su teléfono móvil, a día de hoy, dispone de un equipamiento fotográfico con el que hace diez años no habríamos podido ni soñar.
La llegada del smartphone, claro está, ha acabado siendo una catástrofepara la industria fotográfica: según un estudio de Mayflower, los teléfonos inteligentes le echaron el anzuelo a las cámaras compactas, semiprofesionales y profesionales allá por 2005. A partir de entonces, la paliza roza lo humillante.
La llegada del smartphone ha acabado siendo una catástrofe para la industria fotográfica
La llegada del smartphone ha acabado siendo una catástrofe para la industria fotográfica (Photokina)
La cosa no se queda ahí: si miramos en perspectiva y nos fijamos en los datos de IC Insights, observamos que, mientras en 2012 las cámaras individuales representaban el 47% de las ventas de dispositivos tecnológicos para fotos, a día de hoy ese índice ha bajado hasta el 27%. Actualmente, los dispositivos más vendidos con este fin son los smartphones, con un 30% de cuota de mercado.
Los datos de IC Insights reflejan la venta de los dispositivos tecnológicos para fotos
Los datos de IC Insights reflejan la venta de los dispositivos tecnológicos para fotos (Photokina)
Así se ponía fin a una era: la del dominio absoluto de las cámaras individuales como dispositivo tecnológico más usado para hacer fotografías. Empezábamos a presenciar la época dorada de la fotografía, pero no de los fabricantes de cámaras. La depresión para la industria, por tanto, era absoluta: no es cuestión de que la gente ya no quiera hacer fotos (todo lo contrario), sino de que prefieren otros dispositivos para hacerlas.
Fase 3: si no puedes con tu enemigo...
Y claro, si no vendes cámaras, pero resulta que la gente quiere hacer más fotos que nunca, ¿qué puedes hacer? ¿Qué opción te queda? La alianza con la industria de los smartphones. Y eso es precisamente lo que ha acabado pasando.
En los últimos años, la industria fotográfica ha aprendido la lección y ha tomado nota: no pueden competir con los smartphones, así que han decidido establecer alianzas estratégicas con los principales fabricantes de teléfonos. Es el caso de Huawei y Leica, que en febrero de 2016 decidieron firmar un acuerdo para establecer sinergias.
El acuerdo entre ambos fabricantes tiene un objetivo claro: que cada cual aporte los conocimientos de su subsector para, juntos, poder mejorar no sólo la tecnología de los smartphones que ya están saliendo al mercado, sino también la de los que saldrán los próximos años. Los detalles de este acuerdo por el momento no han sido desvelados, pero ya se ha producido un primer e importante paso: la creación del Max Berek Innovation Lab, un centro de I+D en el que Leica y Huawei llevarán a cabo desarrollos basados en imagen computacional, realidad virtual, realidad aumentada y el desarrollo de nuevos sistemas ópticos a medio plazo.
En la época dorada de la fotografía, las cámaras individuales cada vez tienen menos sentido
Este no es el único ejemplo de alianza. Quien también ha echado mano de la industria fotográfica es Motorola, que ha recurrido al fabricante Hasselblad para sus nuevos desarrollos. En este caso la colaboración también se ha basado en compartir conocimiento, como en el caso de Huawei y Leica, pero hay un valor añadido: el desarrollo de Motomudun módulo acoplable al teléfono que permite capturar imágenes de mayor calidad.
Al final la cosa está clara: en la época dorada de la fotografía a nivel de usuario, su principal industria no se ha olido la tostada y ha sido devorada por los fabricantes de smartphones. Y ante ello, sólo les ha quedado una opción: formar parte de esa cadena de desarrollo para seguir siendo relevantes y no volver a pegarse un tiro en el pie que podría ser definitivo. Veremos qué tal les va.
http://www.lavanguardia.com/tecnologia/20161002/41687985585/industria-fotografica-modo-panico.html

0 comentarios :

Publicar un comentario