miércoles, 12 de octubre de 2016

Joseph Beyer: “Netflix es una gran ayuda para la distribución de cine independiente”

El directivo del Redford Center, considera que las redes sociales democratizan la publicidad


“Cuando veo películas mexicanas siento que estoy ante algo auténtico, diferente de lo que cuentan los medios”. El que fuera director de Iniciativas Digitales del Instituto Sundance hasta el pasado mes de junio abraza los avances tecnológicos y su repercusión en la distribución del cine independiente. Afincado en Los Ángeles desde hace 20 años, Beyer se encarga ahora del marketing y distribución delRedford Center, una organización sin ánimo de lucro fundada por el actor Robert Redford y su familia que lleva al cine problemáticas ambientales y sociales.
Pregunta. ¿Cómo ve la situación de la distribución del cine independiente en México?
Respuesta. Veo muchas ventajas. Los gobiernos ofrecen apoyo financiero a cineastas. En Estados Unidos solo tenemos ayuda privada a través de organizaciones como el Instituto Sundance o el Redford Center. Vengo a México desde hace más de 10 años y la gente hoy puede ver más películas mexicanas que antes y de formas muy diferentes sobre todo gracias a Internet. La primera vez que estuve aquí, la distribución se hacía a través de DVD, la mayoría pirata. Cinepolis desarrolla un trabajo increíble, no solo construyendo una red de teatros que exhibe muchas películas independientes, sino también con iniciativas comoCinepolis Klic. Netflix también es una gran ayuda. Desearía que tuviera más contenido independiente pero solo la oportunidad de que el cine indie pueda ser distribuido a través de esta plataforma es una mejora maravillosa.
P. ¿Qué impacto ha tenido Netflix en la industria del cine independiente?
La buena noticia para el cine independiente es que ya no hay que tener 10.000 dólares para comprar publicidad
R. En primer lugar, creo que ayuda porque es legítimo, no piratería. Se convierte en una plataforma para ver películas en alta calidad y mostrar cine mexicano. Además, como parte de su modelo original de programación, encarga nuevas series y películas, lo que da oportunidad a jóvenes directores y escritores. Creo que Narcos es un gran ejemplo. Muchos profesionales de Latinoamérica están implicados en la serie y como fue un éxito, abrirá las puertas a otros cineastas. Lleva tiempo conseguir que los proyectos sean viables, pero creo que paso a paso, al tener nuevos espacios interesados en contenido en español, habrá más oportunidades.
P. ¿Qué papel juegan las redes sociales en la distribución de cine independiente?
R. Influyen mucho. La primera razón por la que una persona acude a ver una película es porque alguien que conoce en su vida real le habló del filme y expresó algún tipo de entusiasmo. Hay un estudio de hace dos años en Estados Unidos que dice que si una persona tuitea sobre una película tiene una repercusión de 700 dólares en taquilla, lo cual probablemente ya no es así hoy, pero todavía muestra que es mucho más importante para la gente saber de las películas por los amigos o la familia que a través de la publicidad. Producciones como Iron Mantodavía funcionan con grandes campañas de mercadotecnia, pero cada vez influye más el boca a boca. La buena noticia para el cine independiente es que ya no hay que tener 10.000 dólares para comprar publicidad. Solo tienes que buscar la forma de conectar con la gente en las redes sociales para hacer que establezcan un diálogo sobre tu película. No siempre funciona así, pero es una increíble oportunidad que sea gratis, que puedas alcanzar al mundo entero con estas plataformas y que no cueste nada.
P. ¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en la forma de contar historias?
R. Hay tres grandes momentos en la industria del cine que he vivido y fueron realmente disruptivos. Primero, la aparición de la tecnología de la cámara digital, que ofreció a la gente la oportunidad de contar historias sin necesidad de grandes recursos. El segundo ocurrió cuando la edición se convirtió en algo que los cineastas podían hacer en casa con su ordenador y su software. Hasta entonces la creación de una película era un proceso de pedir permiso: pedir a gente que invirtiera en tu proyecto, pedir a profesionales que trabajaran contigo porque necesitabas sus habilidades para contar una historia... y de pronto las personas inteligentes, curiosas y que querían aprender eran capaces de hacerlo por su cuenta. El tercer cambio ha sido Internet y la distribución, que permite descargar un archivo de Vimeo o YouTube y tenerlo disponible en cualquier parte del mundo de forma instantánea. Algún día miraremos hacia atrás y nos daremos cuenta de lo increíble que ha sido el cambio en función de lo que tenemos capacidad para ver en nuestras vidas.
P. ¿Cómo ha cambiado la forma de distribuir cine a lo largo de sus años de carrera?
R. La manera en la que pienso en una película ahora en comparación con como lo hacía cuando empecé es completamente distinta y esto sucede fundamentalmente por la tecnología. Antes, un filme se hacía casi en secreto y unos meses antes del estreno era el momento para empezar la campaña de comunicación. Ahora sucede totalmente lo contrario porque fans y audiencia quieren ser parte del proceso creativo, involucrarse y entender la idea, saber sobre los actores, ver fotografías... Y eso crea tensión en los directores. Conozco dos tipos de cineastas: los que piensan que es genial porque permite al director estar en contacto con su audiencia y los que no quieren tener nada que ver con esto. Yo respecto las dos posturas, pero creo que para quienes trabajamos en la producción y distribución de cine no hay elección. No podemos elegir no relacionarnos con el público. Debemos buscar un modo de entablar un diálogo con ellos. A veces esto comienza 12 o 18 meses antes de que la cinta llegue a las salas, por lo que la pregunta principal es cómo consigues que el público siga interesado en algo que tiene una vida tan larga y que sufre tantos cambios en el proceso. La tecnología ha hecho que tengas decenas de miles de películas a tu alcance y eso provoca que sea más difícil conseguir atrapar la atención del espectador.
P. ¿Cómo cree que el cine se adaptará a la realidad virtual?
R. La realidad virtual y la realidad aumentada están evolucionando muy rápido y pronto superarán la forma tradicional de contar historias. La única manera de entender la realidad virtual es experimentándola todo lo posible. Yo no puedo ni siquiera hablar de la complejidad de crearla, cómo diseñas una historia que tiene cientos de puntos de vista diferentes... me parece además que la experiencia emocional es mucho más interesante, porque es un sistema cerrado, hiperrealismo, todos tus sentidos están enfocados en lo que estás haciendo. Por lo tanto, cuando se produzcan documentales sobre temas desafiantes como el abuso sexual, los resultados serán impactantes y veremos que es posible cambiar la opinión de la gente de forma radical gracias a esta poderosa herramienta. Hay quien piensa que es peligroso, porque puede utilizarse para manipular. Tengo fe en que como comunidad de creadores no dejaremos que eso suceda. Pero es cierto que resulta muy poderoso emocionalmente y no como el 3D o el IMAX. Esto te hace algo que es mucho más interesante, te toca el corazón y es aterrador también.

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