sábado, 18 de julio de 2015

Ideas únicas con paso firme hacia el éxito


La originalidad de una idea unida a la perseverancia y a la sensatez a la hora de gestionar una empresa han sido para Seabery, Premio a la Excelencia en las Pymes Andaluzas convocado por Grupo Joly y La Caixa, la garantía del éxito del que disfrutan en la actualidad. Con una facturación en 2014 de 1,6 millones de euros y una tasa de creación de empleo del 100% año a año -hoy tiene 39 empleados, la mayoría programadores-, la pyme onubense se sitúa entre las compañías con más expectativas de crecimiento.

La historia comenzó, curiosamente, con la necesidad de un cambio. La empresa inicial, una consultoría, tuvo que reinventarse a causa de la crisis económica que sobrevino hacia 2007. Así fue como Basilio Marquínez y Alejandro Villarán, dos jóvenes empresarios con ninguna experiencia previa en el mundo de la realidad aumentada -tecnología que en la actualidad comercializa Seabery- y mucho menos, en el de la soldadura, -área a la que aplican el simulador con dicha tecnología, concretamente, a la formación de soldadores-.

Fue así como comenzaron a colaborar con otra empresa en el desarrollo de un producto que finalmente no satisfizo las expectativas de los empresarios onubenses, que decidieron continuar con el proyecto con un pequeño equipo técnico compuesto por dos personas, para seguir diseñando el simulador con las características y el enfoque que consideraban adecuado: nace así el Soldamatic.

"Nos dimos cuenta de que la soldadura tiene un gran componente artístico -explica Basilio Marquínez-, el soldador debe manejar sus manos con gran habilidad. El anterior simulador soldaba en una imagen en dos dimensiones y no permitía el rango de movimientos de una soldadura real. Surgió el tema de la realidad aumentada y pronto comprendimos que esa era la tecnología que estábamos buscando, si bien era tremendamente nueva".

Esa fue la complicación pero también la gran ventaja de Seabery, ya que el hecho de haber elegido una aplicación "particularmente compleja y difícil de hacer" y un campo tan específico como el de la soldadura abre una "gran brecha" con los potenciales competidores.

"La falta de mano de obra con formación técnica está siendo un problema en países como Estados Unidos y va en aumento -señala Alejandro Villarán-. Sólo en ese país se necesitan 300.000 nuevos soldadores en los próximos cinco años y es ahí donde está el negocio, en solucionar ese problema".

Estados Unidos es, de hecho, el principal mercado de Seabery, donde reside el tercer socio que la compañía ha incorporado recientemente, Pedro Marquínez, aunque vende su innovadora tecnología en 42 países de cuatro continentes - "en todos menos en Australia, a donde viajaremos próximamente".

"Nos orientamos a la formación profesional industrial en instituciones formativas y empresas que instauran sus propias academias, donde hay muchos procesos en los que los operarios se tienen que formar. Hablamos de prácticas que son complejas, caras, en algunos casos, peligrosas, nocivas para el medio ambiente", desgrana Villarán. "De repente les damos una solución que es sencilla, barata, inmediata, que casi no consume energía, que no contamina y que reduce el impacto para los trabajadores: hemos hecho algo que no ha hecho nadie", apostilla.

En el horizonte de la compañía está pasar del ámbito de la simulación a la realidad y de la soldadura a otras aplicaciones que pueda tener la tecnología de Seabery. Seguir creciendo, en definitiva, con la misma firmeza y prudencia que les ha llevado a pasar por encima de la crisis y a ser merecedores de los principales reconocimientos nacionales e internacionales en innovación y empresa.

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