viernes, 28 de agosto de 2015

El comercio tradicional tiene que incorporar la tecnología si quiere contentar a los consumidores

La tecnología ha ido ocupando más y más espacios de la vida cotidiana y el hecho de que las previsiones apunten a que aún ocupará más hace pensar que aún le queda mucho recorrido. Loswearables, la realidad aumentada o elementos que parecen casi sacados de una película de ciencia ficción, como puede ser elbioacoustic sensing (el convertir la piel en una interfaz inteligente, haciendo por ejemplo que nuestros brazos sean mandos), tienen aún mucho camino por recorrer y mucho mercado por desarrollar o están llamados, como puede ser el caso del último ejemplo, a ser quizás la gran revolución de dentro de unos años.

A medida que la tecnología va ocupando más parcelas de la realidad cotidiana y a medida que se vuelve cada vez más importante y más crucial para los consumidores (que además son más que receptivos a probar estas novedades), las marcas tienen que asumir cada vez más estas necesidades tecnológicas. Los consumidores no solo están dispuestos a emplear las soluciones tecnológicas que les ofrecen, sino que además dan por hecho que las marcas les van a ofrecer esas herramientas tecnológicas. A las empresas no les queda más remedio que sumar todas las novedades tecnológicas que sus clientes esperan y demandan si no quieren quedarse atrás.

Y uno de los segmentos en los que las novedades tecnológicas son más importantes es el mercado del retail. Los vendedores están por tanto obligados a comprender qué es lo que sus consumidores esperan cuando se trata de tecnología y a cumplir con sus expectativas, como acaba de demostrar un estudio de Vista Retail Support.

Las tecnologías obligatorias para el retail

Los consumidores tienen además muy claro qué tecnologías tendrán que formar parte del día a día de las tiendas en el futuro para que estas cumplan con el mínimo esperable en cuestionestechie asociadas al servicio. Así, el unas tres cuartas partes de los consumidores, según datos de la encuesta, consideran que las tiendas tendrían que incorporar a los wearables a las experiencia de uso. Teniendo en cuenta que un 51% de los consumidores considera que los wearables serán de uso común entre los ciudadanos de aquí a dos o cinco años, la demanda parece por otra parte una cuestión lógica.

Las aplicaciones que estos clientes ven a estos dispositivos tiran, además, por el camino de la comodidad. Los consumidores consideran que que estos terminales formen parte de la experiencia de compra tendría un impacto beneficioso en algunos de los puntos menos deseables del proceso de compra. Un 82% señala que los wearables harían el proceso de pago mucho más rápido. Otro porcentaje importante, un 49% de los encuestados, está convencido de que los wearables ayudarán a que la experiencia de compra sea personalizada con ofertas y promociones adecuadas a la persona y a sus necesidades específicas, lo que mejoraría el proceso.

Los consumidores aplicarían, por otro lado, los wearables a todas esas compras que necesitan pagos rápidos y en las que habitualmente no se desea perder mucho tiempo, como pueden ser la compra de alimentación on-the-go. Un 73% de los encuestados señala que emplearía sus wearables para cerrar una compra en el transporte público (taxis o autobuses), un 71% para el pago de bebidas (como café) y un 55% para pagar entradas o comida rápida.

Los wearables servirían por tanto como un elemento para hacer más rápidas las compras recurrentes. "Los resultados demuestran que unos pagos más rápidos y una información sobre productos personalizada es el futuro del retail", apuntaJames Pepper, director técnico en Vista Retail Support.

Barreras de entrada

A pesar de que los consumidores parecen más que receptivos hacia estas nuevas tecnologías y los usos que las marcas podrían darles, sin embargo siguen existiendo ciertos elementos que marcan aún ciertas reticencias a vencer por las marcas. Los consumidores, aunque reconocen el potencial de estos terminales y de su uso futuro, siguen preocupados por sus debilidades.

Los consumidores continúan preocupados por los riesgos de seguridad asociados a estos terminales. Un 63% de los encuestados señala, de hecho, que los problemas de seguridad son la razón para no usar estos dispositivos. A ellos se suma el 52% que se plantearía el uso de estos dispositivos si los vendedores los empezasen a usar para sus propios fines y el 40% que no tiene aún claro cómo se protegerá su privacidad en la era de los wearables.

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