viernes, 3 de junio de 2016

La industria 4.0 acabará con los trabajos intelectuales o manuales, pero rutinarios

Javier García Escudero, de El Norte, moderó la mesa con Roberto Pardo, Carlos Alberto Catalina, Jaime Gómez, Miguel Ángel Garrido y José Luis Prados.

Una jornada organizada por UGT pone de manifiesto la necesidad de orientar el sistema formativo a las nuevas exigencias laborales

Telefonistas, oficinistas y peones industriales tienen los días contados. Pilotos de avión y cirujanos desaparecerán la mitad. Ingenieros, programadores informáticos, relaciones públicas, sacerdotes y camareros tienen su futuro asegurado. La cuarta revolución industrial no es el futuro, ya está aquí en muchos aspectos, y las estadísticas actuales empiezan a mostrar cómo la creación de empleo se está centrando en dos colectivos: personas con elevadas cualificaciones y elevadas retribuciones (trabajos intelectuales no rutinarios) y personas con bajas cualificaciones y bajas retribuciones (empleos manuales no rutinarios). Los colectivos ubicados en las escalas medias de estas variables ya están siendo penalizados y más lo serán en el futuro. Es el fin de los puestos de trabajo, ya sean intelectuales o manuales, pero rutinarios. Los que puede hacer una máquina.


Una jornada organizada por UGT bajo el título de ‘Industria 4.0: una oportunidad y una obligación’, centrada en la revolución de la realidad virtual, la realidad aumentada y la visión artificial, puso sobre la mesa estimaciones como la que dice (Foro de Davos) que, en una primera fase, la automatización masiva de puestos de trabajo y el desarrollo tecnológico destruirán siete millones de empleos en los países desarrollados y, a cambio, crearán dos millones.


«No debemos caer en el fatalismo –advirtió Raúl Santa Eufemia, secretario de Política Sindical, Industria y Empleo de UGT en Castilla y León– porque, si bien es cierto que no somos punteros, también lo es que tenemos ciertas fortalezas. En nuestra comunidad contamos con proveedores de grandes marcas, pequeñas empresas creadas por gente de aquí que han demostrado capacidad de ser punteras. Desde el punto de vista sindical, es una realidad que sobre todo al inicio se perderán muchos puestos de trabajo; pero también lo es que se crearán otros nuevos. Eso sí, necesitamos que el sistema formativo se oriente a estas exigencias laborales cuanto antes».


Un potencial para mejorar


Además, según recordó Miguel Ángel Garrido Moyano, del departamento de Innovación y Emprendimiento de la ADE, el cambio tecnológico acelerado y el incremento de la productividad crean un potencial para rápidas mejoras en el estándar de vida; sin embargo, «si los aumentos de ingresos resultantes no son trasladados a los asalariados, esa promesa no podrá realizarse».


Coincidió con él José Luis Prados, del gabinete técnico de UGT y ex miembro del comité ejecutivo de Ingeniería de Renault, quien recordó que «este nuevo impulso facilitará que se imaginen nuevas ideas que generen valor, un valor que los emprendedores y trabajadores deben ser capaces de transformar en PIB y creación de riqueza». Ahora bien, «después habrá que ver qué se hace con la riqueza que se cree, porque si es solo para remunerar al capital, ¿quién va a comprar los maravillosos productos que se van a fabricar?».


«Para UGT, la 4.0 es una revolución tecnológica que arrastra a toda la sociedad –añadió Prados–. Y es una oportunidad de mejorarla porque no hay que olvidar que la primera revolución industrial ya expulsó del mercado laboral a millones de niños y adultos esclavos en el sector textil. Pero luego se creó el empleo de calderero, el de técnico en vapor y muchos otros».


Reticencia empresarial


Garrido, por su parte, llamó la atención sobre «el miedo que hay entre muchas empresas al coste y a lo que va a ocurrir». Así, explicó que la estrategia de la ADE pasa por realizar «un trabajo intensivo a nivel sectorial, buscando aportar soluciones muy específicas por segmentos» porque «los empresarios temen que les implanten un sistema que no les valga para nada o que, incluso, le pueda hundir la empresa».


En una intervención más técnica, Jaime Gómez García-Bermejo, profesor de Ingeniería Industrial de la UVA, explicó cómo la realidad virtual se aplica ya en automoción para evaluación y prediseños; en formación y entrenamiento, en máquinas, como las de soldadura o en cirugía, en ocio, marketing y turismo.


La realidad aumentada, en fase más incipiente, ofrece mayores posibilidades y «existe una previsión de que vaya generando más ingresos que la virtual, que es la que los genera ahora, hasta llegar triplicarlos».


La visión artificial, con aplicaciones que van desde el control de calidad al guiado de robots, pasando por el modelado de objetos; vigilancia, biometría, agricultura de precisión, ayuda a la conducción, etc. promete multiplicar por seis su volumen de negocio en solo cinco años. «La industria y la investigación aplicada deben aproximarse más, para lo que es necesaria la iniciativa y empuje de la Administración», añadió.

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