miércoles, 8 de junio de 2016

¡Qué difícil es el hardware para Google!




El termostato inteligente Nest.

En mi lista personal de grandes misterios de Silicon Valley los tropiezos de Google a la hora de fabricar productos ocupan uno de los primeros puestos. He aquí una compañía con recursos infinitos y que con los años ha desarrollado una estética propia y un lenguaje visual sólido, una compañía poblada por las mentes más brillantes del planeta que, sin embargo, es capaz de quemar miles de millones de dólares en adquisiciones y aventuras que no van a ninguna parte, incluso cuando deberían.

No ocurre siempre. Google ha logrado, por ejemplo, consolidar una línea de teléfonos Nexus cada vez más atractiva y parece haber acertado también con los accesorios de la gama Chromecast. Pero por cada uno de estos aciertos es fácil encontrar apuestas que, contra todo pronóstico, se han convertido en un fiasco.

La compra y posterior venta de Motorola es un buen ejemplo. Se pagaron 12.500 millones de dólares por la compañía en 2011 y se malvendió a Lenovo tres años después por 3.000 millones de dólares. La compra fue una operación compleja y necesaria, un chantaje de Motorola al que Google cedió para no comprometer la plataforma Android. Ya digerida la operación, Google podría haber aprovechado para hacer buenos productos. Talento no faltaba, como demuestra el catálogo que Lenovo ha sabido exprimir de la marca en los últimos años. Pero en los tres años en los que Motorola estuvo en Google todos los productos que lanzaron fueron muy poco ambiciosos, completamente prescindibles.

En medio de ese culebrón, Google decide lanzar Nexus Q, un dispositivo para conectar al televisor o los altavoces y acceder así a la colección de vídeos, fotos y música del gigante de la red. Era en cierto modo un precursor de los actuales Chromecast, con un diseño atrevido en forma de esfera y fabricado en EE.UU. Fracaso absoluto por su alto precio y escasa funcionalidad. Apenas duro unos meses en el mercado.

Esta semana Tony Fadell ha abandonado Nest, una start-up que logró diseñar uno de los primeros -y más atractivos- termostatos inteligentes y que parecía tener el mercado de la llamada Internet de los Objetos bien enfilado. La marcha de Fadell se intuía desde hacía tiempo. Parte del equipo parecía estar descontento con su liderazgo y por lo que ha transpirado en las últimas semanas la tensión era constante.

Google compró Nest en 2014 por 3.200 millones de dólares pero a pesar de darle a Fadell un presupuesto ilimitado para seguir creando productos mágicos, Nest ha sido incapaz de añadir nada al catálogo. La compañía compró Dropcam pocos meses después de entrar a formar parte de Google, pero se limitó a cambiar el nombre de su producto por el de Nest Cam.

¿Google Glass? Supongo que no hace falta echar sal en la herida. Se supone que el proyecto avanzaba hacia aplicaciones profesionales pero bajo la dirección de Fadell y a un ritmo glacial.

Para rematar la lista esta semana un antiguo trabajador de Verily, la división de Alphabet (Google) encargada de proyectos de biotecnología, ha confesado que muchos de los proyectos anunciados en los últimos años, como el detector de enfermedades -bautizado como Tricorder en honor a Star Trek- o las lentillas inteligentes capaces de medir el índice de azúcar en lágrima, están en el limbo y carecen de los fundamentos científicos que se exigirían en cualquier empresa biotecnológica. Muchos tendrán que ser abandonados en los próximos meses.

Poner un producto en el mercado no es fácil pero a estas alturas Google debería haber desarrollado cierta competencia. Hay excusas con las que justificar tantos fracasos, por supuesto. Motorola llegó en un momento complejo, en el que Google no podía enfadar a otros desarrolladores de Android; Nexus Q era un prototipo que creyeron listo para poner en los hogares pero que claramente no lo estaba; Google Glass y Verily, un exceso de entusiasmo, un intento de vender el futuro como presente; y Nest la compra de un mago que, al final, resultó tener un único truco en la chistera.

Son sólo eso, excusas. Marwan Fawaz es desde esta semana la persona al frente de Nest pero el rumor es que Google está buscando comprador para deshacerse de la compañía. Ahora que la nueva estructura empresarial de Alphabet permite ser más flexible y eficiente en el uso de los recursos la venta de Nest debería complementarse con un plan ambicioso para poner orden y concierto en el negocio del hardware. Es una pena ver tanto talento desperdiciado.

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