miércoles, 15 de abril de 2020

Los videojuegos, de cosa de niños a nicho de mercado


La facturación de este sector ha vuelto a crecer un 14% y casi todos los desarrolladores formados en Valladolid salen de las aulas con empleo, aunque se tengan que ir fuera, si bien hay algunas empresas locales


Hace años que el sector de los videojuegos dejó de ser ese refugio infantil que arrastraba una mala prensa y al que se culpaba de muchos males sociales, sobre todo entre los jóvenes. Hoy en día esta industria es una de las más pujantes a nivel internacional y en España ya ha llegado a facturar el doble que el cine. Según el Libro blanco de los videojuegos, un informe anual sobre el sector en España, la facturación en 2018 fue de 813 millones, un 14 por ciento más que en 2017 y casi el doble que cuatro años antes, y está previsto que en 2022 supere los 1.200 millones. Además, el censo de empresas ha pasado de 330 en 2014 a 520 contabilizadas el año pasado.
Y aunque son las grandes ciudades las que concentran los estudios de desarrollo, a nivel local han surgido algunas compañías que siguen siendo residuales en el entramado nacional, pero que podrían representar la semilla de lo que está por venir si la industria sigue progresando de forma tan imparable. Además, desde hace unos seis años Valladolid cuenta con una escuela de formación en nuevas tecnologías, iVisual, situada en la calle Unión y que todos los años ‘exporta’ profesionales a las grandes ciudades, incluso a veces a otros países, como Estados Unidos, donde no tienen problemas en triplicar el salario de los profesionales para captar el talento.
De hecho, prácticamente todos los programadores que se forman en Valladolid se ven obligados a irse fuera si quieren formar parte de este sector, aunque el trabajo telemático esté muy desarrollado. David Lorenzo es el responsable de esta escuela y reconoce que alguno de sus alumnos está en Reino Unido ganando «entre 8.000 y 9.000 libras al mes», es decir, entre unos 9.000 y algo más de 10.000 euros. «Aunque la parte mala es que a ellos les gusta la vida en España, no la de allí, y dicen que, si se les ofreciese una oportunidad aquí, se vendrían, aunque fuese con un salario menor», añade. Estados Unidos, China, Canadá y Francia representan la meca de los grandes estudios. «Y Portugal está empezando, porque su política está atrayendo inversiones del sector», apunta Lorenzo, quien lamenta que estos profesionales se vayan a «generar riqueza» a otros países después de haberse formado aquí.
En la academia Implika, situada en la Acera de Recoletos, se imparte un máster en Desarrollo y Diseño de Videojuegos, que sirve para completar el ciclo de FP de grado superior en Animaciones 3D, juegos y entornos interactivos, un título oficial que también oferta. «Está entre los cinco más demandados y es uno de los tres con mejores remuneraciones en el primer año de acceso al mercado laboral», asegura la directora de FP de la academia, Lucía Ballesta. Siete de cada diez alumnos salen con un puesto de trabajo bajo el brazo. Según ella, hay 17 millones de jugadores de videojuegos en España y la demanda de este producto crece a un ritmo del seis por ciento al año. «Y si hay demanda en el mercado, te puedes imaginar la que hay a nivel laboral», incide.
La radiografía vallisoletana está formada por un puñado de microempresas que van y vienen, porque es habitual que las que se ponen en marcha, cuando son tan pequeñas, no resistan el paso del tiempo ni la competencia con las grandes. El Libro blanco de los videojuegos hace un repaso por algunas de las empresas más destacadas por comunidades, y cita once en Castilla y León, aunque hay más.
El propio responsable de la escuela iVisual tiene la suya, una compañía que ya tiene en su haber varios videojuegos, alguno de ellos vinculado con la realidad aumentada. Otro ejemplo es Goto Studios, que ya atesora cinco años de experiencia, pese a lo difícil que resulta para una compañía independiente, con solo dos trabajadores y algún colaborador cuando es preciso, sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo. Y con cero ayudas, a diferencia de lo que sucede en otras comunidades, tal y como denuncia Sergio González, uno de sus responsables.
Hay otros vallisoletanos que han abierto su empresa fuera de su ciudad, como Hermes Muñoz, cofundador de Fakto Studios, que trabaja desde hace más de un año en su primer videojuego. O Sara Miguel, quien convirtió su trabajo de fin de máster en un videojuego y ahora trabaja en Madrid para Tessera Studios.
Por otro lado, Valladolid también tiene su propio certamen anual relacionado con los videojuegos. El New & Retro Valladolid Game Festival es mucho más modesto que otras citas de las grandes ciudades, pero el año pasado ya alcanzó su séptima edición con zonas para jugar y la organización de mesas de debate.
Los protagonistas
David Lorenzo (iVisual): «Más del 90% de nuestros alumnos está trabajando» 
David Lorenzo es responsable de la escuela de nuevas tecnologías iVisual, además de desarrollador de videojuegos. «Empezamos en 2014 solo con la formación, pero hace tres años nos llegó un encargo para hacer un videojuego para Foster´s Hollywood», recuerda. A partir de ahí llegaron otros relacionados con la realidad aumentada, como Epic Battle Game, y ahora están desarrollando uno más con el que destinarán la mitad de las ganancias a la lucha contra el coronavirus, ya que pretenden tenerlo listo en dos semanas. Lorenzo reconoce que el sector tiene mucho margen de mejora en Valladolid porque aquí «no se apuesta nada por este mundo» y no hay ayudas, según él, como sí sucede en otras comunidades autónomas. «Esta es una salida laboral muy demandada y me da rabia que todos nuestros alumnos se tengan que ir fuera», asegura. Según él, más del 90 por ciento de estudiantes de iVisual está trabajando. «Los grandes estudios están en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, y fuera de España, en Londres, donde tenemos un montón de alumnos, y en China», explica. Lorenzo incide que en Valladolid todavía no se puede decir que haya industria.
Sara Miguel (Tessera Studios): «Mi trabajo de fin de máster se acabó convirtiendo en un videojuego» 
La vallisoletana Sara Miguel es Game Artist en Tessera Studios, una compañía madrileña que lanzó al mercado videojuegos como Intruders, disponible para PlayStation. Licenciada en Bellas Artes, estudió un máster para dedicarse al mundo de los videojuegos, concretamente al modelado e ilustración 3D, y su trabajo de fin de estudios acabó convirtiéndose en un título a la venta en el mercado. «Hay muchas salidas, pero el problema es que se crean muchas empresas pequeñas y sobrevivir al paso del tiempo no es tan sencillo», señala. Con todo, también reconoce que es muy factible acceder a empresas consolidadas, ya sea en España o fuera del país. Para ella, la «educación» de la gente ha hecho que estas compañías sean cada vez más viables. «Antes se pirateaba mucho y ahora los jugadores están concienciados de que hay que pagar por ello», sostiene. Por eso las «empresas indie» tienen más visibilidad. «Todo lo que hoy en día esté relacionado con temas digitales te da más oportunidades que otros empleos», concluye.
Sergio González (Goto Studios): «Aquí hay poco apoyo al sector, a diferencia de lo que pasa en otras zonas de España» 
Se define como «programador en busca de la jugabilidad pura», y reconoce que siempre tiene «nuevos desafíos y posibles juegos en la cabeza». El vallisoletano Sergio González forma parte de unas de las pocas empresas del sector que hay en la ciudad: Goto Studios, cuyo trabajo más destacado es Wildebeest Revenge, finalista de varios certámenes y en el que el jugador lucha por ser el rey de la sabana. Su último trabajo es Agua y saneamiento a los cuatro vientos, un título educativo encargado por una oenegé que reta al jugador a resolver problemas de saneamiento en las zonas más desfavorecidas. Su empresa nació en 2015 y reconoce que es «muy complicado» hacerse un hueco desde Valladolid dentro de un sector cuya actividad se desarrolla casi de forma exclusiva en las grandes ciudades. «Aquí hay muy poco apoyo, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en el País Vasco», se queja González, quien lamenta que haya llamado a varias puertas de organismos públicos locales sin éxito.
Hermes Muñoz: «Es totalmente viable ganarse la vida con esto» 
Hermes Muñoz es profesor de programación en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital de Madrid, además de desarrollador de videojuegos en su empresa: Fakto Studios. Nacido en Bilbao, pero vallisoletano de adopción (vino con menos de un año), reconoce que en ‘su’ ciudad solo hay empresas «pequeñitas» dentro de este sector, y que los grandes estudios están en Madrid y Barcelona. «Es posible ganarse la vida con esto en Valladolid si se trabaja de forma telemática», señala, aunque él se ha tenido que ir a Madrid. Muñoz destaca la solidez de este sector a nivel internacional. «Se suele decir que económicamente solo está por detrás del cine para adultos», explica. Este profesor añade que la proliferación de estudios de programación está en «auge» y que es «totalmente viable ganarse la vida con ello, ya sea en España o fuera». Fakto es un estudio de reciente creación -se fundó hace un año y medio- y todavía está trabajando en su primer videojuego, cuyo argumento es secreto.  En esta empresa trabajan siete personas con funciones muy definidas, como la de director creativo, lead artist, programadores y diseñador narrativo, entre otros.

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