Altered Carbon
Netflix Originals
El estreno de la última propuesta de Netflix ha revolucionado el ambiente de la ciencia ficción. ¿Cuánto hay de posible en esta distopía?
Basada en la novela homónima de Richard K. Morgan y ubicada en el año 2384, Altered Carbon cuenta la historia de Takeshi Kovacs, un mercenario, rebelde y ex policía, que debe resolver qué ocurrió en las últimas horas de un millonario que no sabe si se suicidó o le mataron. La clave de la trama de esta obra ciberpunk, cuya escenografía se nutre de Blade Runner y su argumento de la novela policial más clásica es la tecnología. En el futuro distópico, planteado por Altered Carbon, es posible archivar nuestra conciencia, memoria y sentimientos, en discos duros que se insertan en otros cuerpos, llamados “fundas”. Y así se consigue vivir eternamente. Desde luego, los más ricos tienen acceso a los mejores cuerpos y hasta a clones de sí mismos, mientras que los menos afortunados, apenas si consiguen los “restos”: condenados por la justicia, cuerpos abandonados, etc.
Pero…¿es factible, ¿estamos cerca? Sí. Y no. Cuando un lustro atrás se presentó un documental sobre su vida, Stephen Hawking aseguró que “teóricamente es posible hacer una copia de nuestro cerebro y cargarla en un ordenador, aunque no con la tecnología disponible actualmente”. Y no es el único que piensa así. Elon Musk, el creador de Tesla, Space X y Pay Pal, creó Neuralink precisamente con ese objetivo. En el episodio 4 de su serie de documentales Física de lo Imposible, Michio Kaku afirmaque, mediante el entrelazamiento cuántico y la simulación cerebral conseguida por máquinas de resonancia magnética, sería posible no solo subir una mente a un ordenador, sino también enviarlas a enormes distancias y a casi la velocidad de la luz. Hoy enviamos vídeos al otro lado del mundo por internet, mañana, mentes a otros puntos de la galaxia. Ray Kurzweil, uno de los principales responsables de innovación de Google, asegura que en 2045 este sueño será una realidad.
Pero estos son solo conjeturas. La realidad es que nuestro cerebro tiene 86.000 millones de neuronas y cada una de ellas está conectada a otras 10.000, un total de 100 billones de conexiones sinápticas. En términos de memoria y solo de memoria, estamos hablando de que nuestro cerebro tiene una capacidad de 50 TB, según un reciente estudio. Si tenemos en cuenta que 1 TB equivale a unas 350.000 fotografías de 3 MB, hablar de 50 TB es… sí, nuestro cerebro tiene mucha capacidad.
Pero no se trata solo cantidad de datos: el mapa de nuestras neuronas y sus conexiones es como una huella dactilar, las experiencias configuran las rutas neuronales y cada red es diferente y eso es lo que nos hace únicos. Podemos guardar toda nuestra vida en un disco duro del tamaño de una uña, pero allí no estará cómo interpretamos cada uno de nuestros recuerdos. La realidad es que sería posible crear un cerebro humano digital, pero un cerebro no quiere decir que sea nuestro cerebro.
Lo mejor de un cerebro digital es que, al igual que uno biológico, puede evolucionar, aprender y llevarnos, al menos en parte, en su interior.
Lo peor es que no sabemos hacia dónde puede llevarnos. Una opción es a un mundo como el que plantea Altered Carbon, hoy una distopía, pero mañana…
Pero Altered Carbon tiene mucho más.
Lentillas (o lentes de contacto)
La mayoría de los habitantes de la ficción creada por Richard K. Morgan, utilizan unas lentillas conectadas a internet. Gracias a ellas obtienen información del entorno: datos de las personas que ven, ubicación por GPS, realidad aumentada, etc. Desde 2014, Google está desarrollando prototipos de lentes de contacto con conexión a internet. Pero este no es el verdadero avance. Tampoco lo son las que ha creado Babak Parvizde la Universidad de Washington y que permiten superponer imágenes virtuales sobre las reales (lo que sin duda abre la puerta a una nueva era en videojuegos). El gran cambio ha comenzado con las lentillas que, a través de las lágrimas, miden el nivel de glucosa y avisan a diabéticos si necesitan tomar medicación.
Este es el primer paso, en breve las lentes de contacto serán capaces de medir otras sustancias, como por ejemplo hormonas y neurotransmisores. Y esto es fundamental, ya que el ojo, más concretamente la retina, es la única parte del cerebro que podemos ver a simple vista. Básicamente, nuestros ojos son una ventana al cerebro.
En el primer capítulo de Altered Carbon, Kovacs, el protagonista, camina por una calle estrella y llena de luces, muy al estilo Blade Runner. En ese momento y, a través de las lentillas, comienza a recibir información de hoteles, burdeles y sitios para comer. No es solo porque estuviera cerca de ellos, como nos ocurre ahora cuando buscamos una dirección en Google Maps y nos alerta de los sitios de interés cercanos, sino porque las lentillas analizan sus hormonas y son capaces de determinar sus necesidades, por ejemplo, de descanso.
Esto puede revolucionar, en primera instancia, la industria de la publicidad. Del mismo modo que hoy recibimos avisos publicitarios vinculados a nuestro historial en internet, en el futuro puede llegarnos la publicidad de una infusión relajante si los niveles de estrés son demasiado altos o de un alimentos específico si nos falta una determinada vitamina o mineral.
Pero hay más. En las lentillas también se pueden almacenar medicamentos o fármacos específicos para tratar cualquier dolencia crónica o para combatir gripes, tumores y hasta desórdenes neurológicos. La medicina estaría allí y se liberaría cuando la lentilla detecta una proteína vinculada a la enfermedad.
Pila cortical (stacks)
Las memorias de cada vida, en el mundo de Altered Carbon, se almacenan aquí hasta llegar a la nueva funda. Si se destruye esta, se pierde la vida por completo. Es decir, el cuerpo es finito. Pero para funcionar correctamente, la pila cortical precisa de algún tipo de energía. En este sentido ya existen muchas tecnologías que no precisan de baterías externas. Hay microcápsulas que utilizan el ácido del estómago para obtener energía. Samsung ha patentado unas lentillas que se sirven del parpadeo y del movimiento ocular para no descargarse. Hay dispositivos auditivos que se alimentan de la capacidad nuestro oído de transformar las ondas sonoras en impulsos eléctricos y existen las células de biocombustibles enzimáticos que extraen energía de la sangre o la orina. Nuestro cuerpo es una batería y no precisaríamos de fuentes externas.
Dispositivo ONI
Se trata de una pulsera que los habitantes del universo Altered Carbon utilizan como móvil. La diferencia con un teléfono inteligente es que no solo permite realizar llamadas telefónicas o videoconferencias, sino que proyecta una imagen táctil con la que es posible interactuar para recibir llamadas, enviar mensajes…lo mismo que con cualquier smartphone. Este es precisamente el dispositivo que está desarrollando Circret. Se trata de una banda que se lleva en la muñeca y proyecta una imagen de la pantalla del móvil en nuestra propia piel. La proyección responde al tacto y mediante ella es posible leer correos, utilizar el GPS, interactuar con redes sociales, ver la meteorología y otras funciones. Es cierto que actúa como espejo del teléfono, pero es el primer paso para que llevemos el smartphone en la muñeca. Si tenemos en cuenta que nuestro cuerpo será una batería y el cerebro un disco duro, la necesidad de un dispositivo tan grande como un smartphone, se volverá obsoleta.
Tracker
La protagonista de la serie, la teniente de la policía Kristin Ortega, utiliza un rastreador (Tracker) para seguir a Kovacs allí donde se encuentre. Esto funciona con el mismo principio que los rastreadores que utilizan el GPS para localizarnos. Basándose en las antenas con las que se conecta y las redes wifi a las que accede (o intenta acceder) es posible localizar cualquier teléfono que tenga activados tanto el GPS como la red Wifi. Actualmente China ha puesto en marcha un programa de reconocimiento facial que le permite encontrar en minutos a cualquier persona que se encuentre en su territorio. Para ello cuenta con 170 millones de cámaras que se unirán a las 400 milllones que se instalarán hasta 2020. John Sudworth, periodista de la BBC, lo puso a prueba y solo logró permanecer de incógnito durante 7 minutos…
Juan Scaliter
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, tecnología que suma.
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