La Mona Lisa, la joya por excelencia del Louvre que atrae cada día a 30 mil admiradores, estará ausente de la exposición dedicada a Leonardo da Vinci, pero revelará algunos de sus secretos gracias a la realidad virtual.
La exposición, la mayor muestra organizada en torno a la obra del genial artista, se inaugurará el jueves 24 de octubre. Se prevé que asistan unos siete mil visitantes por día, una cifra muy inferior a la de las personas que se desplazan a diario para admirar a La Mona Lisa, amontonándose a su alrededor, entre brazos extensibles para sacarse selfies junto a ella en la Sala de los Estados del museo.
​A modo de compensación por la ausencia, el visitante podrá, al final del recorrido, pasar siete minutos “a solas con La Gioconda” gracias a una asociación sin precedentes entre el museo y el grupo taiwanés HTC VIVE Arts.
“Es un cuadro que, debido a su éxito, está alejado del público, como ocurre con las grandes estrellas”, afirma el Louvre, encantado de que este experimento permita “acercar La Mona Lisa y comprender la composición de la obra”.
Con un casco de realidad virtual, el visitante “viaja” a la Sala de los Estados donde se encuentra el cuadro, entre la multitud que se disipa, dejándolo sólo frente a esta figura icónica. La ocasión perfecta para acercarse a La Mona Lisa, aprender más sobre su vida de esposa de un rico mercader de seda florentino, sobre su peinado (lleva un tocado y tiene dos mechones de cabello suelto enmarcando el rostro) o su postura.
También permite descubrir el lienzo como tal, en su estado, apreciar la fisura que normalmente se pasa por alto, y el famoso sfumato, la técnica que otorga un aire vaporoso al lienzo, difuminando los contornos y los detalles.
Las sorpresas no terminan aquí. El experimento propone asimismo viajar a la tierra de La Gioconda y descubrir los paisajes que la rodean.
Quedan, sin embargo, varios misterios sin resolver, como la sonrisa. “¿Es una sonrisa de bienvenida? ¿desdeñosa? ¿de connivencia amorosa? ¿irónica? Que cada quien interprete lo que quiera”, resume Vincent Delieuvin, del Louvre. “En mi opinión, la interpretación revela mucho más sobre quien comenta que sobre el arte de Leonardo”.