EFE. El Instituto de Investigaciones Biomédicas Pi i Sunyer (IDIBAPS-Hospital Clínic) y la Universidad de Barcelona han desarrollado un programa de realidad virtual que ayuda a rehabilitar a personas condenadas por violencia machista haciéndoles sentir el mismo miedo que ellos causaron a sus víctimas.
El programa, que han presentado hoy públicamente y que consiste en un casco con gafas y altavoces, está ya funcionando en centros de rehabilitación en Barcelona, donde acuden convictos condenados por primera vez por violencia machista, que eligen someterse a una medida penal alternativa, como un curso de rehabilitación.
"Detectamos que a los maltratadores les cuesta más reconocer el miedo, y eso está muy unido en saber empatizar y a entender el sufrimiento que causan a la otra persona", ha explicado la responsable del equipo de investigación Neurociencia de Sistemas del IDIBAPS, Mavi Sánchez.
Este es el primer estudio que utiliza la realidad virtual como método para trabajar la empatía de los agresores.
"La principal ventaja de este estudio es que con otros métodos como, por ejemplo, la lectura de testimonios de mujeres maltratadas, dependes mucho de la imaginación. Aquí, sin embargo, el maltratador se pone -mediante la realidad virtual- en el papel de víctima, por lo que cuesta mucho menos entender la posición de la persona que está sufriendo", ha explicado la investigadora del IDIBAPS Sofia Seinfeld.
El programa de realidad virtual hace que el maltratador se sienta inmerso en una situación de violencia de género, en la que él ocupa el lugar de la víctima mientras su pareja le intimida y utiliza violencia verbal y contra los objetos de la habitación.
"Muchos aseguran que sentían una sensación de amenaza, de que lo sentían como si fuera real", ha detallado Sánchez.
La neuróloga ha destacado algunas de las explicaciones que ofrecen los maltratadores que habían experimentado el programa: "me ha hecho sentir cómo se siente mi mujer cuando discuto con ella".
Según Sánchez, el objetivo principal del estudio es reducir la reincidencia en los casos de violencia de género y plantea la posibilidad que se utilice en otros ámbitos de conductas violentas.
La clave de los buenos resultados que consigue la realidad virtual está, especialmente, en el 'embodiment' (encarnación), que, como ha señalado el director del Event Lab de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, Mel Slater, "consiste en que sientes el cuerpo que te presentan en la realidad virtual como propio, independientemente del color de piel o del sexo."
El programa tiene una fase introductoria en la que el usuario se observa delante de un espejo ficticio y practica unos ejercicios en los que ve que las respuestas del cuerpo virtual y el propio son las mismas.
"La realidad virtual es una herramienta única, que ofrece un entorno en 360 grados, por lo que tenemos una inmersión total de los sentidos", ha resumido Slater.
"De momento, toda la información que tenemos es positiva, no hay valoraciones negativas del programa en los centros" donde se ha implementado y donde ya lo han probado más de una veintena de convictos por violencia machista.
El programa de realidad virtual no incluye violencia física en la sesión porque "se perdería el sentido de inmersión, por lo que decidimos incluir sólo violencia verbal y violencia contra los objetos de la habitación donde se simula el maltrato, además de una situación de intimidación constante", ha dicho Sánchez.
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