Quantum, la nueva montaña rusa de Mundo Aventura era todo un misterio. Cubierta por un caparazón negro nadie podía adivinar cuánto medía, cómo era su recorrido. Se sabía que era la primera montaña rusa en Suramérica en utilizar realidad virtual y que, además, la elaboración del software fue producto de mano de obra 100% colombiana. “Quantum representa un hito para la ciudad y para el país. Demuestra que en Colombia estamos viendo hacia afuera y estamos trayendo entretenimiento de calidad, a la vanguardia y que estamos dispuestos para que los visitantes disfruten de lo último en tecnología”, dijo Juan Carlos Rosas, subdirector de mercadeo del parque Mundo Aventura.
La realidad virtual es una tecnología que ofrece información sensorial de un medio ambiente creado desde un computador. Su objetivo principal es causar en el usuario la sensación de estar ahí: los ojos verían lo que ocurre en un entorno específico y, lo más importante, hace que la imagen cambie instantáneamente cuando se cambia el punto de vista.
En el libro Being Digital, Nicholas Negroponte, fundador y director del MIT Media Lab, dice que si dieran premios por la mejor paradoja, la realidad virtual se lo ganaría sin lugar a dudas y agrega que este tipo de tecnología puede hacer lo artificial tan real como la misma realidad, y a veces aún más.
Con esta lógica opera Quantum, un proyecto que tardó dos años en terminarse, con una inversión de $1.000 millones en infraestructura y $1.200 millones en el desarrollo tecnológico y de software. Las empresas encargadas de toda la fase tecnológica fueron Artefacto Comunicación Integral que se encargó de la creatividad, la ingeniería y el desarrollo tecnológico, en conjunto con UNO UNO 11 que se encargó del desarrollo visual. “Creamos un mundo en el espacio, de guerra, con planetas. Queremos que la persona que se suba a la montaña rusa se sienta como un agente espacial. Hubo varias cosas difíciles, por ejemplo, lograr que el carro se moviera de acuerdo a lo que está pasando en el video. El tema de la velocidad fue complejo: a veces por la temperatura un carro se movía más despacio o más rápido y se perdía la noción de la realidad”, cuenta Iván Rodríguez uno de los gestores de la idea.
Según los ingenieros de Quantum, las gafas utilizadas en la atracción son de uso industrial, es decir que cada dispositivo es un desarrollo de hardware y de software que se acondicionaron para que funcionara en esta atracción.
En Quantum los tripulantes tienen que salvar a la tierra de un ataque extraterrestre, buscar una fuente de energía y seguir las órdenes del capitán al mando. Hasta ahora todo suena muy bien: la primera montaña rusa con realidad virtual en Suramérica, audio en alta calidad y un trayecto que promete adrenalina y rapidez. Sin embargo, Quantum no logra su objetivo.
Los carros son pequeños. No es que dos personas de 100 kilos deban caber en un solo puesto, pero cada lugar no ofrece espacio para ubicar, al menos las manos. Las gafas están diseñadas para personas con visión 20-20, o sea que si usted usa gafas por alguna enfermedad ocular, como miopía o astigmatismo, no podrá disfrutar de la atracción: lo que verá son manchas o imágenes borrosas en la pantalla.
Y si usted es uno de los pocos afortunados que todavía ve plenamente se encontrará con unas gráficas que dejan mucho que desear. Aunque el equipo de desarrollo visual se haya tardado meses en crear todo un ambiente que ubicara al usuario en el espacio y que el audio y los efectos sean los de una guerra galáctica, el resultado está por debajo de las expectativas. Las imágenes no son nítidas y se repiten: naves regadas por todas partes, algunas luces que imitan disparos y tres soldados corriendo por debajo de la nave.
Pero hay algo que ni la realidad virtual más avanzada puede reemplazar: — al menos en un parque de diversiones — la adrenalina, el vértigo. La idea de subirse a una montaña rusa o cualquier atracción extrema es sentir el corazón como un ovillo en la garganta, la voz apagada por el miedo, las manos sueltas y el cuerpo laxo. Quantum no logra esto. Uno, el carro va apenas a 40 km/h, un bostezo en comparación con otras atracciones en Bogotá que llegan a 80 KM/h. Por ejemplo, Fórmula Rossa, la montaña rusa del Ferrari World, en Abu Dabi, va a 240 Km/h. Por último, pero no menos importante, sólo tiene dos caídas de tan solo 15m. La atracción dura 1:40 minutos y no supera las expectativas.
No se puede menospreciar el trabajo de los ingenieros y diseñadores del parque que lograron esta montaña rusa. Sin embargo, en Colombia tenemos que dejar de acostumbrarnos a los aspavientos de la novedad: “La primera montaña rusa en Suramérica con realidad virtual”. No es suficiente ser el primero en algo, lo importante es ser el mejor.
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