El maquillaje 3D es la herramienta beauty de tendencia que se exhibe en la vidriera de Instagram, en espectáculos y desfiles como el medio de autoexpresión del futuro que ya llegó.
La cosmética del futuro se perfila como una herramienta que ya no tapa defectos ni busca e embellecer sino resaltar la singularidad y la autoexpresión de cada persona. Desde esta perspectiva libre de estereotipos, para la cual ya no se trata de ser perfectos sino únicos, cada vez son más los creativos que encuentran en las transformaciones de la cara un nuevo medio de expresión. A través de papel, silicona, joyas, ilusiones ópticas e incluso realidad aumentada, están empezando a disociar el maquillaje de la realidad para, en cambio, enriquecerlo con fantasías y dimensiones paralelas.
El mundo beauty está dando grandes pasos, evoluciona rápidamente y saca ventaja al protagonismo fashion; es que la industria de la moda tiene más protagonismo con las telas inteligentes, los roperos virtuales o las influencers autómatas.
Hasta hace poco ni se hablaba de paletas inclusivas de bases y correctores, mientras que hoy, las opciones son casi tan infinitas como los tonos de piel humana. Además, ya es posible comprar maquillaje a través de internet, y es posible probárselo virtualmente desde la comodidad del smartphone en Estados Unidos y Japón. Gracias a la alianza entre Amazon y L'Oreal, clientes de estos países pueden testear los productos sobre su cara antes de comprarlos. ¿Cómo? A través de ModiFace, un programa de realidad aumentada que se activa con la cámara en modo selfie.
Pero el maquillaje tal como lo conocemos, es solo la superficie de esta industria pujante.
En febrero último, por la pasarela otoño/invierno de Gucci desfilaron antifaces de púas y máscaras de colores, pupilas modificadas con lentes de contacto verde ácido y mejillas con lágrimas de silicona. Del sadomasoquismo a la virgen dolorosa, cada look pensado por el make up artist Thomas de Kluyver, se encargó de evocar las referencias personales de Alessandro Michele y, asimismo, la identidad ecléctica y kitsch que el diseñador aportó a la firma italiana que dirige.
El mismo mes, en París, el diseñador americano Rick Owens presentó su colección ready-to-wear en cuerpos de piel extremadamente pálida cuyos rostros habían sido artificialmente modificados. Los ojos ennegrecidos y las frentes anchas, sin cejas, recreaban la estética gótico-alienígena de influencers como Fecal Matter o la drag queenSalvjiia, quien colaboró con el pionero del glunge (glamour + grunge) para crear el make-up de esa ocasión.
El vestuario de Cornucopia, la última gira de la cantante Björk, incluyó antifaces fitomorfos diseñados por James Merry para acercar su persona a un avatar de ciencia ficción. James Merry, el artista que empezó como asistente del artista británico Damien Hirst, desde 2015 trabaja con la islandesa para diseñar máscaras que nos reconecten con nuestros instintos más primarios, así como con todos nuestros sueños y pesadillas.
Mimi Choi es la maquilladora ilusionista top del momento. Para la última gala del MET, le agregó cinco ojos de más al actor y activista queer Ezra Miller, cuyo look caleidoscópico e híper realista se volvió viral esa misma noche.
Hoy, los filtros en la cámara frontal del celular ya dejaron de ser un juego adolescente para convertirse en el código estético de la era de la posverdad. Las máscaras de realidad aumentada, además de acercarnos el maquillaje 3D a la comodidad de la pantalla, nos invitan a explorar las posibilidades infinitas que tiene nuestro yo-digital de transformarse. Inés Marzat es pionera en el diseño y uso de este nuevo accesorio de moda y hoy, además de crear los suyos personales, desarrolla filtros exclusivos para influencers como la virtual Lili Miquela o melovemealot.
Johanna Jaskowska ingresó al mundo del maquillaje digital cuando diseñó un filtro exclusivo para una amiga a la que le gustaba autorretratarse con las pupilas negras. Después de eso, llegó su máscara de vaselina virtual en la que hoy miles de usuarios sumergen sus rostros antes de tomarse una selfie. Con ésta y otras creaciones -comoTurfu -utilizada por Kendall Jenner en la foto- del día a la mañana, la joven millennial ganó miles de seguidores. ¿Por qué? Porque como a Inés Alpha, para poder utilizar sus filtros, primero hay que seguirla.
Si a la moda ya no se la busca en la calle, pero sí en Instagram, en el plano local, nadie más dispuesto a levantar tendencias de la cultura popular y convertirlas en indumentaria, que el diseñador Pablo Bernard. Su colección actual otoño invierno puesta en pasarela en la última edición de Bafweek se exhibió con un maquillaje muy particular. El antifaz en forma de "P" que llevaban algunos modelos, en realidad reproducía el filtro creado exclusivamente para la ocasión, con la ayuda de la instagramer princex_13. El mismo, pudo descargarse durante todo ese día gracias a un link en la bio de Bernard.
Vistos estos ejemplos, sorprende que, mientras la industria de la moda está intentando virar hacia una idea más auténtica y transparente de la belleza, en las pasarelas, las alfombras rojas y las redes sociales, los individuos se vuelven cada vez más amigos de la máscara. Ya sea una reacción para sentirnos más anónimos en tiempos de tanta exposición o una herramienta para mutar y autoexpresarnos libremente, el maquillaje 3D nos hace ver únicos y su futuro sin límites, empieza ahora.
Por: Elena Tavelli
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