En junio de 2012, hace ahora siete años, Google presentaba al mundo una de sus productos más esperados: las Google Glass. Un producto revolucionario y adelantado a su época, que no terminó de cuajar entre los consumidores debido a su elevado precio y a otros factores como la dificultad de integrarlo entre los consumidores. Estas razones llevaron a la compañía a descontinuar su fabricación hasta nuevo aviso. En 2017, las Google Glass volvían a ponerse a la venta, esta vez más centradas en el sector profesional. Ahora, en 2019, los de Montain View lanzan la evolución de ese modelo: la Enterprise Edition 2.
Así son las Google Glass para empresas (Google).
Según explican desde la compañía, este dispositivo “ha ayudado a los trabajadores de varios sectores, desde logística a fabricación y servicios, a hacer su trabajo de manera más eficiente”. Gracias a su sistema de acceso a datos sin necesidad de usar las manos, los empleados pueden “acceder a listas de verificación, ver instrucciones o planos y enviar fotos o videos de inspección”, lo que, en palabras de Google, supone “tiempos de producción más rápidos, una mejora de la calidad y reducción de costes”.
Pero, ¿cómo funciona exactamente este nuevo modelo de gafas inteligentes? La respuesta es con realidad aumentada. El dispositivo es capaz de leer lo que encuentra delante, gracias a su cámara incorporada, y ofrecer una imagen adaptada. De este modo, el trabajador puede realizar acciones como verificar cuál es la válvula exacta que tiene que cerrar, consultar manuales o mapas en tiempo real para realizar un reparto de paquetería o controlar un área determinada que debe fumigarse con maquinaria agrícola.
¿Qué hay de nuevo, Google?
En este nuevo modelo, las gafas incorporan marcos de seguridad de Smith Optics, un añadido más a la seguridad de los trabajadores en entornos que puedan requerirlo, como la fabricación industrial de madera o metales.
Pero la verdadera innovación radica en un nuevo procesador Qualcomm Snapdragon XR1 que aporta potencia extra gracias a su CPU con varios núcleos, así como en un nuevo sistema de inteligencia artificial que mejora la visualización y obtención de información y, además, reduce el gasto de batería.
Por otro lado, el puerto USB-C ofrece la posibilidad de utilizar la carga rápida, lo que supone un punto a favor a la hora de recargar el dispositvo, algo que Google destaca como una ventaja para las empresas, ya que aumenta el tiempo que los profesionales pueden utilizar el aparato durante sus funciones diarias.
Android para aumentar la compatibilidad
La última, y más interesante, ventaja de este nuevo modelo de Google Glass es que su sistema operativo está basado en Android. Esto significa que los desarrolladores lo tendrán mucho más fácil a la hora de diseñar aplicaciones para usar con las gafas, dado que el lenguaje de programación y las API (interfaz de programación de aplicaciones) les serán familiares.
Esto abre un mundo de posibilidades para un producto que Google está situando con mimo entre sectores profesionales muy determinados, aliándose con empresas locales que puedan actuar como comerciales para vender el producto. “Estamos comprometidos a proporcionar a las empresas las herramientas útiles que necesitan para trabajar mejor, de manera más inteligente y más rápida”, sentencian desde la compañía.
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