Hay distintas versiones de la realidad aumentada y esto ha generado mucha confusión.
Por un lado, con el furor del Pokemon Go, se conoció su versión mobile. Esto es, que utilizando la cámara del móvil o tablet, se agregan objetos a la imagen. Es decir, el celular capta la imagen real y agrega tecnología.
Acá un ejemplo.
Por otro lado, gafas como las Google Glass o las que promete Magic Leap. Estas son las más complejas. Requieren que entendamos esta tecnología como una parte importante de la vida en el largo plazo.
La diferencia central entre la realidad virtual y la realidad aumentada es que en la realidad virtual el 100% de lo que se ve es virtual. No hay nada de la situación actual en la pantalla del usuario (excepto que elija la función cámara). En la realidad aumentada, el usuario lo principal que ve es la situación actual pero eso puede tener distintos porcentajes de virtualidad. Por ejemplo, podría aparecer una planilla de Excel, una conversación de Skype o hasta un dinosaurio.
Es solo cuestión de tiempo que estas gafas/visores de realidad aumentada pasen a ser similares a los lentes de contacto.
Si esto es así, el «escritorio» que para nosotros es hoy la pantalla principal de la computadora, pasaría a ser nuestra vida misma. Algunas características podrían ser las siguientes:
- Tu desktop es donde sea que estés
- Tenés acceso a una barra de herramientas
- Podés hacer zoom, sin necesidad de anteojos o lentes especiales
- Ver Google Maps de modo práctico (sin necesitar el móvil físicamente)
- Pagar con la retina
- Realizar videollamadas con un holograma de interlocutor
Es importante tener en cuenta que esta tecnología puede tener implicancias a nivel seguridad ya que un día podría ser utilizada por delincuentes para favorecer sus delitos.
No es el mundo que pensamos que nos gustaría. Es el mundo que es.
No nos estamos convirtiendo en cyborgs. Ya lo somos. ¿Nos estamos dando cuenta?
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