Desde el principio de los tiempos, las personas han contado historias. Desde pinturas rupestres o cuentos populares transmitidos de generación en generación hasta tácticas más recientes en las que la tecnología ha tenido un papel fundamental. La narración de historias siempre ha tomado diversas formas pero, independientemente del formato el fin siempre ha sido informar, entretener e influir.
En un mundo tan social como en el que vivimos, los consumidores demandan experiencias interactivas. La saturación que provocan las pantallas y la creciente necesidad de experiencias personalizadas han llevado a la creciente popularidad de la realidad virtual y aumentada. Pokémon Go demostró el impacto que la AR podía tener en los consumidores y, desde ese momento, la tecnología ha dado paso a un sinfín de oportunidades para las marcas.
Cada vez más las empresas están integrando experiencias con realidad aumentada o virtual, así como campañas con vídeo 360. Y aunque es cierto que no podemos decir con total seguridad qué formatos utilizaremos para contar historias, lo que sí sabemos es que el contenido del futuro es interactivo.
Con estas experiencias personales e inmersivas, es aún más importante para los especialistas en marketing contar con la estrategia adecuada y saber qué es lo que su público necesita antes de publicar el contenido. Sin eso, las experiencias no solo no serán inmersivas, sino que pueden resultar tan poco interesantes para los usuarios que los pueden llevar a desconectar.
Atrayendo al público adecuado
Las experiencias inmersivas, del mismo modo que la publicidad tradicional, tienen que tener un propósito. Los departamentos de marketing deben asegurarse de que no caen en la trampa de pensar que simplemente por crear campañas en AR, al ser algo novedoso, todas las experiencias van a ser relevantes y a conectar con los usuarios.
Independientemente del medio, las historias están hechas para ser contadas. Los consumidores necesitan saber de dónde vienen los productos y cómo pueden beneficiarse de ellos. Se trata de ir un paso más allá en el tema del contenido, y es que los consumidores cada vez demandan más interactividad en lugar de palabras. Comprender qué motiva a un usuario, independientemente de su edad o características demográficas, es esencial para atraer a la audiencia de manera efectiva.
Por ejemplo, sabemos que la gente joven es mucho más afín a determinados productos y marcas que otros públicos. Leen reviews, hacen comparaciones y buscan la opinión de personas en su misma situación antes de comprar algo. Confían en experiencias reales y quieren autenticidad, en lugar de seguir a ciegas lo que dice un anuncio. Es además un grupo que mantiene la atención durante periodos más breves de tiempo, por lo que las experiencias deben ser personalizadas y en tiempo real. También en cualquier lugar. El contexto y el timing son factores clave para dar tiempo a los usuarios a conectar con la marca.
La AR permite probar productos de manera virtual y en tiempo real. Crea experiencias personalizadas para cada consumidor y les ofrece la posibilidad de interactuar con el producto y la marca.
Esto es una clara muestra del cambio que está viviendo el mundo del marketing, guiado ahora por una estrategia de “momentos”. Las marcas se convierten en grandes beneficiadas, pues aprenden mucho de estos momentos, monitorizando respuestas a diferentes mensajes en diferentes contextos y situaciones para construir futuras campañas.
¿Emoción en AR?
Una buena historia es aquella que es capaz de conectar con las emociones de la audiencia. Y con los nuevos formatos no es diferente. Tanto si se trata de AR, VR o cualquier otro formato de publicidad online, las marcas deben tener en cuenta las emociones de los consumidores. ¿Qué les hace felices? ¿Qué les emociona?
Introducir la realidad aumentada en las campañas del día a día supone una gran innovación en las historias que cuentan las marcas. Y, como consecuencia, consiguen llegar a los consumidores de manera personalizada creando experiencias relevantes para su vida. ¿Un ejemplo? Mostrar a los usuarios cómo quedarían exactamente los muebles de su primera casa. Se trata de encontrar el valor y crear la experiencia en torno a él.
La realidad aumentada y la virtual han llegado para quedarse. Estamos viendo el impacto que estas tecnologías pueden alcanzar y las conexiones emocionales que pueden generar para ayudar a crear marcas. Sin embargo, sin el contenido y sin el contexto adecuado, se quedan en nada. Si yo invierto mi preciado tiempo en conectar con una marca, espero obtener algo a cambio, ya sea información relevante, inspiración, cualquier cosa que cree un valor añadido en el proceso de compra o simplemente una experiencia positiva. Y la narrativa tiene que estar ahí para aumentar esa experiencia, y guiarnos a través de la historia para alcanzar alguno de estos estados.
El storytelling es una tradición ancestral por un motivo claro y será por siempre la base de una buena estrategia de marketing, sea cual sea el formato.
Raúl de la Cruz, director general de Oath en España
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