Un neurólogo holandés experto en inteligencia artificial y un historiador alemán quieren reconstruir digitalmente 100 campos de concentración.
Por: Redacción Actualidad
A través de imágenes en 3D quieren reconstruir los campos de concentración para evitar el olvido. / Flickr - Carlos Capote
A principios de los años 90, cuando Steven Spielberg aún preparaba La lista de Schindler, película que se llevó siete Premios Óscar, quiso crear un proyecto para grabar a los supervivientes del Holocausto Nazi y no dejar pasar las imágenes de sus memorias. La idea era crear hologramas para que el tiempo no borrara los recuerdos de aquel episodio. Pero ahora, cuando se conmemoran 70 años del final de la Segunda Guerra Mundial, muchos testigos de la Shoah han fallecido. Y con ellos se están yendo los recuerdos directos del genocidio.
Sin embargo, antes de que eso suceda, Haboo Knoch, historiador alemán experto en nazismo, de la Universidad de Colonia, y Paul Verschure, neurólogo holandés experto en inteligencia artificial, quieren recrear los espacios en los que las víctimas estuvieron recluidas. Su intención es reconstruir digitalmente 100 campos de concentración nazis.
“Este testigo eterno permitirá que las futuras generaciones puedan percibir lo que ocurrió en el planeta. Como neurólogo, sé que la memoria necesita lugares. Los espacios cuentan la historia. Nuestro enfoque está basado en que sabemos cómo funciona la memoria”, le dijo Verschure a el diario El País.
Para hacerlo y para que la memoria de la humanidad no olvide jamás ese capítulo de la historia, la pareja de académicos acaba de lanzar la Future Memory Foundation. A través de esta fundación con sede en Holanda esperan recaudar fondos para culminar el proyecto. Recrear cada campo de exterminio cuesta unos 50.000 euros (unos $145 millones) y requiere tres o cuatro meses de trabajo.
Pero el reto de los científicos va mucho más allá de la necesidad de una financiación y de los desafíos tecnológicos que implica hacer planos en tercera dimensión y en realidad aumentada. De varios sitios casi no quedan testigos. Además, algunos están destruidos y las pistas que han recopilado de las cámaras de gas y los crematorios las han recogido grupos de arqueólogos.
Y si bien hay varios museos y producciones culturales en torno al nazismo, según los líderes de la iniciativa, nadie muestra de manera integral y en detalle lo que sucedió. Y eso se puede hacer con imágenes, fotos, testimonios, reconstrucciones gráficas, bases de datos y recreando espacios que no hemos visto. “Estamos ante el fin de la era del testigo”, se lee en la página web de la fundación. “Queremos explorar y tratar de comprender lo incomprensible : los crímenes de la Alemania nazi y la profundidad de la destrucción que causó”.
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