El Museo de la Evolución integra en sus exposiciones recursos digitales como pantallas táctiles con concursos, realidad aumentada, tarjetas interactivas, códigos Qr o tablets.
MARTA CASADO BURGOS
Es un museo que trata de explicar el origen del hombre desde el pasado más remoto pero eso no está reñido con las nuevas tecnologías. Algo que ya saben Álvaro y su familia que acudieron la últimoa jornada del puente a conocer, de nuevo, el contenido del Museo de la Evolución. Sus chicos, María de 12 y Ana de seis años se lanzaron en cuanto subieron la escalera mecánica a las pantallas. Táctiles, permiten jugar a la evolución con contenido lúdico-educativo. Un rosco de Paleopalabra, sin Cristian Gálvez, y preguntas como «Homínido localizado en Atapuerca que practicaba canibalismo». Tres opciones. Atapuerquensis, Antecessor o Ancestros. Tic, tac.. 180 minutos para rellenar el rosco. María sigue pensando. Por su parte Ana se ha decantado por ser un Paleoantropólogo y saber qué comían un Homo sapiens, un jabalí, un león, una cabra y un ciervo. Opciones un chuletón que se lo lleva al Homo sapiens pero lo prefiere el león. Un bocata... «ese si es para Miguelón», dice Ana. Cada interactivo está adaptado a dos tramos de edad diferentes cuenta con cuatro modelos de juego en los que los más pequeños disfrutan de la evolución.
Las pantallas tienen un magnetismo especial y antes de entrar en el documental en pantalla gigante y temperatura ambiente de los ecosistemas, Ana y María no pueden evitar pasarse por los grandes pantallones. Allí reciben una flecha del neandertal y observan lo práctico que era antecessor que tras matar el jaguar a un animal. Acude cuando éste se va, a carroñear lo que deja y espanta al águila. Pero cuando el jaguar vuelve, se marcha corriendo. Las pastillas del centro del museo cobran vida. Una vegetación aparentemente inerte se transforma en cuatro escenas de acuerdo a la época de ese ecosistema que bien pudieron darse hace 800.000, 600.000, 350.000 y 50.000 años. Estos elementos se realizaron en colaboración con el programa de Realidad Aumentada del Instituto Tecnológico de Castilla y León y se puso en marcha en 2011. Permitieron llenar unas pastillas que en principio querían recrear escenas mediante figuras pero el Museo 2.0 ofrece alternativas diferentes y más visuales y fácil renovación.
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