martes, 14 de noviembre de 2017

Siete disrupciones que no vemos venir

El jefe de investigación y jefe de Gartner Fellow de Gartner, Daryl C. Plummer, durante su intervención. INNOVADORES
La creación de falsa realidad, la levitación magnética, los ordenadores cuánticos o los insectos autónomos son, entre otros, los próximos transformadores de la sociedad anunciados en el último Gartner Symposium
La llaman la era de la posverdad, ésta, en la que nada es lo que parece y las mentiras emotivas protagonizan tantas portadas como argumentos. Y encuentra su hándicap en el mero hecho de que, todo ello, ya había sido predicho por la Gartner allá por el 2004: «la falsa realidad para vender será la norma en la próxima década. Sorprendentemente, su crecimiento no tendrá que ver con la tecnología sino con la propensión de la sociedad para permitir que se convierta en la norma», profetizaba la consultora.
Es algo más que un simple cambio en las reglas del juego: «es una transformación radical», sostuvo el experto analista de la consultora Daryl C. Plummer, durante el Gartner Symposium que tenía lugar esta semana en Barcelona, en una presentación que planteaba todo tipo de expectativas futuristas.


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Serían hasta siete las disrupciones en las que Plummer profundizaría y que, asegura, no vemos venir. Siete transformaciones que componen un escenario que se acerca con pasos de gigante a la ya no tan utopía que representa la película Her. Una de ellas, precisamente es esta falsa realidad que afecta tanto a la creación digital de imágenes, como vídeo, documentos o sonidos, y que son, llanamente, representaciones convincentes y realistas de cosas que ni han existido, ni han pasado. Antes de llevarse las manos a la cabeza, el experto aseguró que si bien rompe con los esquemas de propagación de verdades y mentiras en contextos públicos, la creación de sistemas de verificación encuentra aquí una oportunidad en el mercado.

Por tanto, alguien tiene que crear estas realidades. Y de ahí otra de las disrupciones: la creación de entretenimiento, de leyes o de noticias. Encuentran su oportunidad en la propia inteligencia artificial como generador de contenidos o en el uso de avatares para poner cuerpo a la imagen. «Como la gente espera que se use la tecnología virtual en lugar de la interacción humana en tiempo real, la indignación psicológica que se espera con la falsa realidad se verá disminuida», concluyen desde la consultora.

De índole más tecnológica son los ordenadores cuánticos. Su potencial es claro, pueden realizar más operaciones y lo hacen a distancia. «Un ordenador de 300 qbits cuánticos podría realizar tantas operaciones como átomos hay en el universo», sorprende con la cifra el experto. Sus aplicaciones afectarán al sector sanitario con una detección del cáncer más rápida o la agilización del desarrollo de medicamentos, sin olvidar que identifican patrones complejos o predicen movimientos sociales.

Sin ir más lejos, espera Plummer que se normalizará la levitación magnética cuántica, una tecnología que ha irrumpido en los trenes y que formará parte de cualquier objeto. El hecho de que levite, le confiere mayor precisión, evita que se desplace o tiemble. En una suerte de retrospectiva futurista, existe ya un gramófono que funciona con esta tecnología. «Podemos incluso usarlos para situaciones en donde la gravedad no importe. Supondrá una transformación incluso en los procesos de fabricación», augura.

Para profecías otra: las abejas están desapareciendo. Con ellas desaparecerán, de la misma forma, las flores y los árboles. En su lugar, una suerte de biología artificial nacerá bajo el brazo de los insectos autónomos. Diseminar el polen de las flores o incluso fumigar será su tarea. «La punta del iceberg la alcanzaremos cuando las podamos llevar hasta Marte. Pronto matarás un insecto que tienes en el brazo y tendrás un pequeño dron en tu mano», dice.

Es esta utopía de la vida sintética, la misión de los insectos autónomos será de monitorizar el ambiente y responder a su estado. Para Plummer, la estrategia se encuentra en que las empresas construyan métodos alternativos de seguridad física y nuevos sistemas de vigilancia.

Y es que este es otro punto donde la tecnología entrará en el año 2022: el reconocimiento y preconocimiento visual. «Podrán detectar cuando algo no va bien, como en el caso de inminencia de un atentado», asegura el experto. La habilidad de las máquinas para poder ver, enviar y analizar vídeo en tiempo real es también una oportunidad para todo tipo de campañas de marketing y de oferta de productos que parten del análisis de la propia imagen en movimiento.

Y la séptima, como no podía ser de otra forma, atañe directamente al software, la distribución. Un negocio de nada menos que 450.000 millones de dólares del que, hoy día, Amazon es líder. Marcada su entrada para el año 2022, quien gane esta batalla tendrá el control y el poder sobre el resto de jugadores: controlará qué marcas se muestran antes, guiará al consumidor a través de diferentes productos y el propio producto tendrá que entrar en sus canales para venderse. «El software no se distribuirá más como una licencia perpetua», dice.

Para ilustrar esta era de disrupción, Plummer hizo gala de la escala desarrollada por Gartner en la que compara los cambios digitales con hechos históricos. En la cima internet, sólo superado por el impacto social de la II Guerra Mundial y la Revolución Industrial. Le siguen los smartphones, la economía colaborativa y los asistentes virtuales, por orden. Con todo, el experto llama a los CEOs a superar las barreras y escalar. Todo ello, en la era de la posverdad.
"El coste del 5G será prohibitivo"

No va a ser suave este cambio tecnológico. Elemento conector de toda esta transformación es la nube y, como tal, estuvo en boca de todos durante el congreso. El analista de Gartner, Thomas Bittman, hizo los honores de romper una lanza para superar los desafíos, partiendo de la explosión de cosas conectadas que entraña el Internet de las Cosas. Requiere de una infraestructura automatizada para crear una sociedad automatizada que genere una enorme cantidad de datos. «El nuevo usuario en la ciudad son las cosas, aquí está la diferenciación, ya hemos conectado a la gente. Ambos convergen en el mundo digital», sostuvo.

La inmersión entre máquinas y humanos, que en la interacción con las apps o buscadores ya es una realidad, verá su culmen con la realidad aumentada y virtual, otro punto donde confluyen el mundo físico y digital. Y, evidentemente, los datos. Actualmente el 90% se quedan donde se generan, mientras que Bittman pone el foco en que sean procesados.

El analista parte, primariamente de la llegada de la nueva ola de conectividad que supondrá el despliegue del 5G. Pone el freno y explica que si bien ayudará a satisfacer la demanda de conectividad, el 5G no concluirá con el problema: «teniendo en cuenta la demanda de banda ancha, su coste será prohibitivo», avanza.

Quedan, además, por solventar las cuestiones regulatorias en cuanto a la protección de datos, su captura y posterior análisis. La dependencia excesiva de la red supone, como es lógico, un desafío. La postura de Bittman al final es: «no podemos confiar en que la red esté siempre activa. Tenemos que ser autónomos».

Las experiencias inmersivas, a su juicio, han sido subestimadas. Al final, se tratará tan sólo de adaptarse a un cambio en la cultura de las personas y los negocios, por ello incita a experimentar.
Desafíos

Todavía quedan unos cuantos desafíos. Comenzando por la latencia, que debería ser la velocidad de la luz. De hecho, un experimento realizado por Google muestra que una latencia de medio segundo implica una caída del 20% del tráfico. El ancho de banda debe responder a la explosión de datos de forma local, en cada territorio. Su autonomía debe ser plena y funcionar el 100% del tiempo. Todo para responder a ese 40% de grandes empresas con proyectos de computación en la nube en 2021. Hoy son menos del 1%.

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